Aeropuerto Internacional ¿Pablo Neruda? Reflexiones

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Nuevamente –como hace algunos años- personalidades del ámbito político vuelven a proponer se cambie el nombre de nuestro primer aeropuerto Arturo Merino Benitez, por el del vate nacional y Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda.

Desechado este cambio de nombre cuya proposición sólo obedecía a bajezas políticas, se vuelve a insistir majaderamente sobre el mismo tema. Hacerlo significaría desconocer la gran labor de este pionero que desde fines de los años veinte lucho por hacer de nuestra Fuerza Aérea algo más que una gran unidad militar.

arturo merino benitez
Coronel Arturo Merino Benitez

Desde su puesto de jefe de la aviación incubó lo que más tarde sería nuestra aerolínea bandera –LAN-, creando la Línea Aeropostal Santiago – Arica, cuyos aviones al mando de jóvenes oficiales transportaban correspondencia y pasajeros a la zona norte.

Voló entre Santiago y Punta Arenas con el fin de crear una nueva ruta que permitiera unir vía aérea todo el sur de nuestro país.

Fue un gran nacionalista que trabajó activamente por el desarrollo de la aviación nacional. Creó el Club Aéreo de Chile –hoy de Santiago-, luchó incansablemente por impedir que líneas aéreas extranjeras se apoderaran de las rutas abiertas por nuestros aviadores y en lo personal, a modo de anécdota, hay que decir que no vestía ningún tipo de prendas que fueran importadas porque si lo hacía lesionaba la producción nacional.

Más tarde dio a LAN la categoría de aerolínea internacional, sin dejar de lado la unión de ciudades y pueblos mediante la construcción de aeródromos, apoyando la creación de clubes aéreos para la reserva aérea de pilotos requeridos por nuestra aviación comercial.

Sin embargo, toda esa labor de años quiere ser borrada de una plumada.

Tenemos dos premios Nobel en nuestro país. Ambos tienen similar jerarquía: los respetamos y los apreciamos en lo que valen. Por su condición política Pablo Neruda pareciera ser el que lleva la delantera en lo que a nominaciones se refiere: calles, colegios, avenidas, poblaciones y una serie de entidades y organizaciones llevan su nombre en el país.

¿No será suficiente?, ¿para qué andar botando a uno para colocar a otro? Se supone que somos un país con cierta cultura, que nos distinguimos de otros por nuestra idoneidad y sentido común para ver cosas como la presente.

¡No sea cosa que el día de mañana llegue un turista a nuestro país y no sepa donde dirigirse porque todo se llama: ”Pablo Neruda”!