Quiénes Somos

Plinio Corrêa de Oliveira dictando una conferencia en un auditorio universitario de Belo Horizonte, Brasil.

Plinio Corrêa de Oliveira dictando una conferencia en un auditorio universitario de Belo Horizonte, capital del Estado de Minas Gerais (1963), supo desvirtuar, con gran precisión y eficacia, los mitos de la Reforma Agraria socialista y confiscatoria que entonces se pretendía imponer a Brasil .

1) Un grupo de estudiosos y profesionales, unidos por un común compromiso con la Fe cristiana y con el bien de la sociedad y del país.

2) Inspirados en una concepción cristiana de la persona humana, de la sociedad, de la cultura y de la Historia, sus miembros fueron formados en la Escuela de Pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995)catedrático, pensador y líder católico brasileño de fama internacional; hombre de Fe y de oración, de sabiduría y de acción.

3) Uno de los prismas básicos de que este grupo se sirve para observar y analizar de la realidad son, por eso mismo, las sabias y matizadas perspectivas plinianas acerca de la vigencia en nuestros días de los principios y valores esenciales de una sociedad libre y orgánica de inspiración cristiana.

Desde tales perspectivas, iluminadas por los ideales del Evangelio, la sociedad es idealmente vista como basada en:

a) la solidez y estabilidad de la familia –constituida sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer — su órgano natural básico y verdadera matriz de unas relaciones sociales auténticamente humanas y cristianas, en cuyo ámbito nace, se forma, vive y se reproduce la persona humana libre con su dignidad y su destino trascendente ,

b) el resguardo y favorecimiento de la original identidad tanto del grupo familiar, como de los grupos regionales, del pueblo y de la nación y de una equilibrada relación tanto entre la ciudad y el campo como entre la actividad humana y la preservación del medio ambiente y la naturaleza

c) y, por lo tanto, en la búsqueda de un progreso integral que se desarrolla en el respeto y cultivo de los valores y tradiciones, bien como en el estímulo a la libre iniciativa y la creatividad de los componentes del cuerpo social, según el principio de subsidariedad por el cual el Estado no debe asumir, normalmente, las funciones y tareas que caben a los individuos, familias y organismos intermediarios de la sociedad, sino al contrario favorecer que las asuman con creatividad y justicia. Tales principios constituyen un mínimo básico de una organicidad social posible en las condiciones de nuestros días

4) Pero tenemos presente que tal organicidad social, con las tradiciones y valores que en ella legítimamente se generan, han sido amenazados o menoscabados en el pasado y son confrontados en el presente por la acción siempre renovada  de utopías racionalistas de fondo totalitario, influyentes en nuestra América Latina y sobre todo en ciertas estructuras de poder supranacionales del  mundo globalizado y  de un modo u otro en la modernidad en general. Es el caso, por ejemplo, de la amalgama radical de postulados freudianos y marxistas de la Ideología de Género que hoy embiste desde Organismos Internacionales como la ONU contra la estructura natural de la familia en las naciones. Tales utopías niegan en el fondo la libertad y la dignidad trascendentes de las personas, las familias, y los pueblos. Intervienen en su originalidad, en su base de sostenimiento y valores; perturban, distorsionan y paralizan su capacidad de iniciativa, matan en la práctica la creatividad de las personas.

Los mentores, agentes y activistas de tales utopías igualitarias globalizadas, servidos hoy por potentes instrumentos tecnológicos, todo lo quieren uniformar, reglamentar y controlar dictatorialmente. Negando la legítima identidad de pueblos y naciones y la  realidad misma, el orden natural de las cosas –y el propio orden del ser–han aspirado, como soberbios alquimistas sociales (aprendices de hechiceros), a re-crear a su antojo la naturaleza humana y la sociedad según sus postulados ideológicos arbitrarios y radicalmente relativistas e igualitarios (para leer más al respecto pinche aquí.).

5) Incluso, la clásica Revolución socialista e igualitaria, históricamente encarnada en Octubre de 1917 en Rusia, después de su clamoroso fracaso mundial a fines del siglo pasado con la caída de la Cortina de Hierro y la ruina de la Unión de Repúblicas socialistas Soviética(URSS), se va transformando en este siglo en una fuerza sólo capaz de destrucción y de caos.

Ella nos está dejando ver su rostro más siniestro del comunismo y sus auxiliares de ruta, que hoy no temen aliarse, en su falencia ideológico-política, al mismo Crimen Organizado. Es así como, a falta de suficientes huestes ideológicas convictas, se apoya con desfachatez en el narcotráfico, el lumpen y antros anarquistas surgidos de no se sabe que siniestras alcantarillas de la sociedad. Y golpea a una sociedad permisivista, largamente trabajada por un subjetivismo y una desintegración moral y sumida en la confusión. Sociedad ésta, poco capaz o sin voluntad de defenderse y en cuyas costumbres e instituciones se ha ido estableciendo un predominio de lo que podríamos llamar un caos manso

Cabe destacar en esta Revolución anarquista terminal, que a sus turbas de cómplices y secuaces los motiva algo más que un mero resentimiento social. Los une una característica muy significativa: un odio a la vez metafísico y sub-humano – quizá profundamente irracional y verdaderamente diabólico – que se manifiesta en la aversión a lo sagrado, el culto a lo feo y sórdido y la saña destructora de todo lo que represente orden natural, cultura, belleza, dignidad, respetabilidad, compostura y venerables tradiciones. En definitiva, un impulso recóndito e incontenible, (de un anarquismo nuevo), a destruir lo que aún reste en el mundo de amor al Orden y a la Civilización y sepultarlo en el Caos

El verdadero rostro oculto de la Gran Revolución gnóstica radicalmente libertaria e igualitaria que ha marcado históricamente, por etapas, la vida de Occidente y del mundo, termina así por mostrarse abiertamente sin las apariencias nobles del relato de una grandiosa construcción social. Sin ir más lejos, lo estamos contemplando, con horror, en la narco-dictadura que esclaviza a la vista del mundo y de la ONU al pueblo venzolano y durante ciertos lances de los asaltos insurreccionales que han sufrido actualmente, por ejemplo, Chile, Colombia y otras naciones hermanas. (Movimientos de un nihilismo nunca visto, enquistados en el seno de protestas legítimas contra distorsiones, abusos e inequidades del modelo económico de desarrollo. Pretenden transformarse en vanguardia de esta tentativa de insurrección en curso…, inesperadamente detenida, en el momento, por la contagiosa y vertiginosa pandemia global del coronavirus )

La Corporación Cultural Identidad y Futuro

En un ámbito naturalmente opuesto tanto a una globalización en su aspecto uniformador de nuestros países como a la expansión del Caos manso o violento, este grupo fundó, el 30 de noviembre de 2011, la Corporación Cultural Identidad y Futuro; entidad civil sin fines de lucro, con personería  jurídica otorgada por decreto gubernamental de 16 de noviembre de 2012, publicado en el Diario Oficial el 3 de diciembre del mismo año.

La Corporación Identidad y Futuro busca canalizar la contribución pública de este grupo al bien de Chile, de su identidad, la de sus familias y de su gente,se empeña en identificar y estudiar el surgimiento muy significativo en el Chile que se venía construyendo en las últimas décadas, de tendencias o iniciativas que representan — en ámbitos muy variados — la búsqueda de un progreso y civilización ética y estéticamente humanizados; que representase, por eso mismo, un reencuentro con las raíces cristianas del país.

Un Chile nuevo poco advertido por buena parte de los dirigentes políticos, con frecuencia auto-referentes, abocados a sus propios intereses, fijados o enredados en temas ultra-pasados del siglo anterior y sin saber como reaccionar ante el asalto actual del caos anárquico.

Este Chile nuevo anhela con esperanza contribuir a un crecimiento económico justo e inclusivo, pero también armónico con el rescate de nuestros valores culturales y espirituales. Es un Chile que se aleja de las utopías o espejismos ideológicos, que mira hacia el futuro y se gesta al margen de las odios y revanchismos de un pasado reciente que condujeron al país a la estancación. al fracaso y, finalmente a una de sus mayores crisis institucionales que, hoy algunos cerebros enloquecidos de odio, tratan de reproducir.

Este Chile nuevo aspira a avanzar con una eficiencia e innovación respetuosas de nuestra identidad y de nuestra Historia, cuidadoso de nuestros recursos naturales y del medio ambiente, en un desarrollo integral que sepa unir el progreso material con la belleza y los bienes de alma. De ahí la atracción creciente que existe actualmente en el Chile profundo por una variada afirmación y puesta al día de las tradiciones de nuestra tierra, tanto religiosas, como sociales y culturales y que forman parte medular de la identidad nacional.

Identidad y Futuro busca discernir, estudiar y salir al encuentro de tales tendencias, recibiéndolas como auspiciosas novedades que provienen de la Tradición. Y, en la medida de sus posibilidades, contribuir estimularlas, prestigiarlas y proyectarlas hacia el resto del país, a través de la Web y redes sociales, de convenios, publicaciones, encuentros y seminarios y otros proyectos específicos de apoyo socio-cultural.

El sitio Web

Uno de los instrumentos de la Corporación es el presente sitio que, por ello mismo, entra en contraste con el predominio noticioso presente en ciertos medios de actualidad, donde se sobre-explotan constantemente las rencillas y los conflictos, los acontecimientos nocivos o deprimentes.

La página «Identidad y Futuro» presenta, en cambio, trazos vigentes de una sanidad social habitualmente menos noticiada o silenciada; entregando así, a quien nos visita, razones de esperanza y de optimismo. Por ello puede ser verdaderamente rotulada  como un “Portal de las buenas noticias. Si, de aquellas noticias y realidades que, en el Chile conturbado de hoy, provienen de un anhelo de unión armoniosa de la Tradición y el Progreso y continúan a hablarnos, para más allá de las tempestades contemporáneas, de un futuro posible de luz, de orden, de esfuerzo creativo y de civilización más humana y, por ende, cristiana.