La tradicional quema del Judas es una de las actividades infaltables de la Semana Santa porteña. Su origen se encuentra en España y se difunde con distintas modalidades en muchos lugares de iberoamérica.
En Valparaíso el ajusticiamiento al apóstol traidor se realiza mediante su incineración —en otras latitudes se le apalea, cuelga o mantea, entre otros castigos— para ello, los niños en el transcurso de la Semana Santa recorren las casas pidiendo ropas con las que vestirán al pelele, además de pedir a los transeúntes algunas monedas que posteriormente serán colocadas en el interior del muñeco y caerán por la acción del fuego.
Estas monedas representan aquellas por las que Judas vendió a Nuestro Señor y que posteriormente arrojó en el Templo.
La quema se realiza las noches del sábado y domingo santos. Se extiende un cable entre ambas veredas a una altura de tres metros y a la mitad de calle se cuelga la figura, del tamaño de un hombre promedio, embadurnada en algún líquido inflamable. Antes de comenzar el fuego, se procede a leer un testamento en el que Judas deja sus pertenencias a algunos de los vecinos, produciendo la risa de los asistentes —esto no ocurre en todas las quemas, una vez que éstas no tienen un reglamento fijo y cada cerro y sector tienen una forma propia más o menos organizada.
Una vez iniciado el fuego se comienza a bambolear para que las monedas empiecen a caer. Los niños se apresuran a recogerlas (las que muchas veces están calientes todavía) y otros se dedican a arrojar huevos a los apresurados. La celebración finaliza una vez que el Judas cae al piso y se apaga.
Existen diferentes versiones en torno a los comienzos de esta tradición en el Puerto. La primera referencia que se tiene de la quema del Judas es una nota aparecida el 14 de abril de 1846 en El Mercurio, aunque posiblemente su apogeo haya sido alcanzado en el siglo XX.
En los últimos años es posible ver diferencias en torno a la fiesta de la quema del Judas. La más llamativa es en la baja en la cantidad de muñecos que son quemados, hace algunos años la mayor cantidad de niños hacía que en los barrios se quemara a Judas en casi todas las cuadras. Ahora la cantidad es menor, pero pareciera haber una mayor organización en su quema. Un aspecto notorio es que cada vez resulta más raro ver niños pidiendo ropas para el Judas, una vez que el desarrollo económico del país hace que éstas sean de tan fácil acceso, por lo que conseguir las ropas es mucho más sencillo.
En otros sitios de Chile también existe la quema de Judas, en Iquique, por ejemplo, se quema de día, después de trasladar al Judas en conjunto, otros lugares donde se tienen referencias de su realización son Alto Jahuel y en Alhué.