Un vistazo al mapa donde se encuentran los principales bosques de araucarias siembra la inquietud sobre el futuro de esta especie nativa, de vital presencia en La Araucanía.
Pareciera ser definitivo; agentes extraños invaden los bosques de araucarias, que poco a poco han ido presentado los síntomas inequívocos de una sequía asociada con la desvitalización de las fuentes que nutren sus ramajes verde intenso, convirtiéndolos en una clara tonalidad café claro, signo del inicio de la sequía total de la planta.
Hasta el momento los investigadores no han podido identificar un patrón exacto de la enfermedad que afecta a grandes cantidades de árboles. En algunos ejemplares la sequedad se manifiesta desde la copa y en otros desde la parte baja.
Hace casi dos años surgieron las primeras alertas en el Parque Nacional Conguillío, las que se extendieron pronto a la Reserva Nacional Ralco y Curanilahue, dando lugar a que expertos de la Universidad de La Frontera y de la Universidad de Concepción, apoyados por el departamento de tecnología silvícola de la Forestal Mininco, iniciaran los primeros estudios a los que se han sumado la Universidad Católica, la Universidad Mayor, la Universidad Austral de Chile y por supuesto CONAF y el SAG, quienes han asumido con absoluta seriedad la investigación sobre esta extraña complejidad que afecta a este árbol nativo, cuyas cualidades alimenticias aún son un gran aporte para las comunidades pehuenches del Alto Bio Bio y sus alrededores.
Esta clara anomalía, que podría dejarnos sin la vital presencia de este árbol milenario en unos pocos años, naturalmente no sólo ha despertado el interés científico de las universidades mencionadas, que han destacado a sus mejores investigadores para buscar el origen de este fenómeno, sino que también de las comunidades y poblaciones cordilleranas que ven una seria amenaza en este germen destructivo que día a día consume las energías de estos majestuosos árboles, íconos naturales enclavados en la cordillera desde el Bio Bio a la Región de Los Ríos, tanto en la zona costera como en la cordillera.
El trabajo de los profesionales del área forestal ha sido intenso. Hasta el momento se ha logrado hacer un catastro bastante negativo de este verdadero desastre. De diez mil hectáreas estudiadas, aproximadamente un 82% de los árboles está comprometido con serias demostraciones de sequía, lo que ha obligado a recurrir a la ayuda internacional para poder diagnosticar el mal que aqueja a nuestra milenaria población de araucarias. En efecto, muestras de hongos y bacterias han sido enviadas a Corea del Sur para su análisis, ya que son desconocidos en el país.
A pesar de la preocupación y el interés con el que los profesionales del área forestal han tomado este problema, se presume que pasarán varios años antes de tener un diagnóstico definitivo sobre el tema.
DECLARACIÓN DE MONUMENTO NATURAL
Como una forma de proteger a la especie, cuya tala indiscriminada amenazaba con su pronto exterminio, con fecha 3 de abril de 1990, se dictó el Decreto Nº 43 del Ministerio de Agricultura, que en su Art. 1º dice:
“Declárase MONUMENTO NATURAL, de acuerdo a la definición y espíritu de la “Convención para la Protección de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas Naturales de
América”, a la especie vegetal de carácter forestal, denominada Pehuén o Pino Chileno, y cuyo nombre científico corresponde al de Araucaria Araucana.”
“Esta declaración afectará a cada uno de los pies o individuos vivos de la citada especie,
cualquiera sea su estado o edad que habiten dentro del territorio nacional”.
Debemos recordar que antes de esta prohibición, la araucaria era comercializada libremente y se ocupaba como madera de construcción o para muebles de diversos estilos. Especialmente debemos mencionar a la firma Mosso, establecida durante muchos años en Curacautín, la que usaba estos árboles como materia prima para su fábrica de madera terciada, cuya producción abastecía gran parte de las necesidades del país.
Finalmente, debemos manifestar que en Conguillío ya es totalmente notoria la sequedad gradual de los árboles, tanto en especies nuevas como en árboles cuya longevidad es indeterminada.