¿Has oído acerca de los selk’nam? El nombre es familiar tanto en Chile como en Argentina y es que se trata de un pueblo originario de estas tierras. La historia de los selk’nam nos remonta a milenios atrás, cuando ocupaban Tierra de Fuego junto con otros pueblos aborígenes: los yámanas y los haush.
En esta publicación te contamos más sobre los selk’nam ¿quiénes fueron? ¿cómo vivían? Y lo que pasó con ellos en el siglo XIX.

Territorio, vínculos y estructura social de los selk’nam
Las historias que se cuentan sobre los selk’nam dicen que este grupo llegó a la Isla Grande de Tierra del Fuego como cazadores, siguiendo a los guanacos cuando la isla aún estaba unida al continente. Su llegada fue posterior a la de los haush, a quienes terminaron acorralando hacia el sudeste.
Aunque eran nómadas y no vivían en un punto fijo, se desplazaban según la disponibilidad de alimentos y solían regresar a los lugares que ofrecían más abundancia. Se organizaban en grupos familiares, cada uno con su propio haruwen, un territorio con límites definidos. Dentro de ese espacio, cada persona pertenecía a un “cielo”, y las normas impedían el matrimonio entre quienes compartieran ese mismo origen.
Si bien no se puede hablar de jerarquías dentro de la organización de los selk’nam, sí es posible identificar grupos claramente diferenciados. Por ejemplo, estaban los denominados Xo’on que destacaban por el respeto que infringían en la población, debido a su conexión con el mundo sobrenatural. También estaban los lailuka que, aunque no tenían las conexiones de los anteriores, destacaban por su sabiduría. Finalmente, los K’mal, considerados el grupo guerrero.
¿Qué pasó con los selk’nam?
Fueron víctimas de lo que se llamó “el genocidio selk’nam”, el cuál abarco parte del siglo XIX y XX y que prácticamente fue oculto a los ojos del mundo. Comenzó con el avance de la soberanía de Chile y Argentina en Tierra del Fuego, lo que ocasionó que los selk’nam fueran desplazados por los intereses económicos que exigían la explotación del territorio.
Por otro lado, la llegada del capitalismo ganadero trajo consigo la expansión de estancias; esto, sumado a la llamada fiebre del oro y la avaricia por el pastoreo, sumado a la resistencia del pueblo de los selk’nam, condujeron a que muchos fueran cazados como animales, sacrificados como si su vida no tuviera más valor que un precio de mercado.
Pero el genocidio no solo incluyó matanzas. También prácticamente exilió a la población al colocarles una nueva ubicación, en lo que se denominaban “misiones religiosas”. Una de ellas fue la de la isla de Dawson, la cual, en 1912 sólo dejó a su paso un cementerio de cruces, que hoy en día son parte del testimonio del genocido que vivió este pueblo originario.
Actualmente, aunque gran parte de su historia de esta población se ha perdido, recientes estudios han dado fe de que no es un pueblo totalmente extinto. Puesto que hay un grupo vivo que se identifica como selk’nam. Así, lejos de ser un mito, persisten en las comunidades y continúan reivindicando su legado y su lugar en la historia.