La “cultura” de la inmediatez en que las nuevas generaciones se van sumergiendo cada vez más, con un persistente bombardeo de imágenes y una múltiple gama de ofertas relacionadas a la industria del entretenimiento que —lejos de lo que podría parecer— muchas veces no ha originado más que intranquilidad al ser humano, quitando el espacio para la reflexión y el análisis, dando primacía a la sensación por sobre la razón, ha manifestado su consecuencia más obvia: el abandono de la lectura y la poca comprensión de lo leído por parte de los chilenos.
Esto ha sido evidenciado por un estudio realizado por la Universidad de Chile por encargo del Consejo Nacional de la Cultura, el cual reflejó que los chilenos leemos muy poco y peor aún, no entendemos lo que leemos.
Para este estudio se consideró a 1.217 personas entre 9 y 65 años, los resultados fueron que sólo un 3,3% logró el nivel óptimo, siendo capaces de localizar información en los textos, determinar la relevancia de cada parte, realizar una evaluación crítica de lo leído, capacidad de formular hipótesis. Por otro lado, un 84% se situó en los niveles más bajos de desempeño, logrando comprender un texto sólo cuando su contenido les es familiar.
Cuando se les preguntaba a los encuestados por la elección de una actividad, la mayoría se inclina por ver televisión (37%) o escuchar radio (16%), dejando solo un 6% de personas quienes prefieren la lectura.
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