Chile en Silencio, la historia de un proyecto

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El jueves de la semana pasada fue presentado en el Instituto Cultural de Las Condes el libro “Chile en Silencio” de la fotógrafa Ana María Casas-Cordero.Es una interesante y detenida mirada del patrimonio natural de nuestro país, que recorre desde Arica a Tierra del Fuego, registrando el desierto y los mares, la cordillera y los valles.Este volumen es producto de 11 años de viajes y caminatas por toda nuestra angosta y larga geografía. Como bien dijo el profesor Juan Domingo Marinello durante el lanzamiento, es un “retrato de la luz de Chile, que nos convierte en turistas virtuales a quienes no podemos visitar esos lugares”.Y quién mejor que la propia autora para contarnos cómo nació el proyecto y cómo fueron estos 11 años girando por Chile:

“Hace 20 años atrás, con Wilson, mi esposo, tomamos un par de mochilas, que llenamos con algo de ropa, algunos tarros de salsa de tomate y unos paquetes de tallarines. Junto a dos amigas de la universidad nos fuimos a mochilear al sur, nuestro destino principal Chiloé.

“No llevábamos nada  técnico y casi todo era prestado. Mi cámara fotográfica ‘una pocket’. Desde ese día no hemos parado de viajar y de maravillarnos con nuestra maravillosa geografía.

“Pasaron varios años donde después de un viaje, llegábamos a casa y lo primero que hacía era enviar a revelar los negativos a algún laboratorio fotográfico, que después de una semana me entregaba unas fotos que no reflejaban para nada lo que yo había visto, sentido y vivido. Así, con la ilusión de aprender a capturar y perpetuar esos instantes mágicos del paisaje chileno, en el año 1999 me inscribí en un diplomado en arte con mención en fotografía en la Universidad Católica. Ahí comencé a comprender el mundo de la fotografía y viví un proceso alucinante. A los pocos días de haber comenzado el curso, tuvimos la oportunidad de trabajar en el laboratorio, entramos al cuarto oscuro y me enfrenté a una experiencia mágica, puse un papel blanco en la base de una reveladora, el negativo en el dispositivo correspondiente, apliqué luz por un tiempo determinado y luego puse el papel, aun en blanco, en una bandeja con un líquido especial y esperé. Como por arte de magia comenzó a asomarse tímidamente la imagen que había tomado hace unos días atrás, hasta que se manifestó en su totalidad. Me pareció un suceso increíble y quedé encantada; desde ese momento me enamoré de la fotografía.

“De esta forma, durante los últimos once años mi proyecto fotográfico se ha centrado en la búsqueda constante de la belleza y poesía visual de los paisajes y naturaleza de nuestro país.

“En este viaje por el paisaje he recorrido Chile a lo largo y ancho de su contrastada y extensa geografía, visitando todas sus regiones, muchas de ellas en más de una oportunidad. Esto ha significado innumerables horas de viaje en todo tipo de vehículos e incalculables horas de caminatas por lugares sin ningún otro tipo de acceso. Me he emocionado y fascinado con los colores, luces, líneas y formas del paisaje. También con los aromas y la música de la naturaleza. Me he sorprendido con el mar, los ríos, los lagos, las lagunas y los saltos de agua, me ha deslumbrado la montaña, el altiplano, el desierto, los bosques, la estepa y los bofedales, me ha encantado el viento, la lluvia, la nieve y el sol. Pero también ha significado tener de compañeros el cansancio, el hambre, el frío, el calor extremo, la desorientación, el aislamiento, el peligro y la falta de oxígeno.

“En este sentido, la fotografía se ha convertido para mí en un medio de comunicación. En una forma de transportar a los espectadores a estos lugares, pero también a los sentimientos y emociones que evoca en ellos la interacción con estas composiciones naturales.

“Intento rescatar el silencio y la esencia de cada lugar a través de un ejercicio contemplativo permanente, por lo que he cultivado la perseverancia y la paciencia, aunque de ambas me queda aún mucho por aprender. Y por sobre todo, he incrementado mi amor por este país, por la naturaleza, por su geografía y  por el paisaje. Por ello, espero contribuir, en alguna medida, a tomar conciencia de la importancia de la conservación, el cuidado y la protección del
frágil ecosistema en el que vivimos, donde cada uno de nosotros siempre tiene algo importante que aportar.

“Esta apuesta editorial pretende trasmitir el importante patrimonio natural de Chile y el encanto de lo inmenso, lo simple y lo bello encontrado tanto en un grandioso paisaje como en un pequeño detalle. Es una invitación a disfrutar de los viajes y de la contemplación, una invitación a disfrutar de Chile… en silencio.”

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