El Huáscar, la Reliquia más Gloriosa de la Guerra del Pacífico

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En el puerto militar de Talcahuano se conserva el Huáscar, una de las más grandes reliquias con que nuestro país recuerda los acontecimientos ocurridos durante la llamada Guerra del Pacífico y que los peruanos suelen llamar: Guerra entre Chile, Perú y Bolivia.

El Huáscar
El Huáscar fondeado en Talcahuano

El Huáscar

El monitor “Huáscar” fue construido en base a un contrato celebrado entre el capitán de Navío José María Salcedo (1), en representación del Perú y los astilleros Laird Brothers de Inglaterra.

Al año siguiente, mientras todavía estaba en construcción, el navío recibe el nombre de Huáscar, en honor a uno de los hijos del Inca Huayna Cápac y el hermano del Inca Atahualpa, último Inca del Imperio peruano Prehispánico.

El buque fue entregado en enero de 1866, zarpando al mando el capitán Salcedo desde Inglaterra con sistema de propulsión mixta –vela y vapor- ostentando aparejo de bergatín con que se le dotó para la dura travesía que le esperaba en el Atlántico y que consideraba el paso por el Estrecho de Magallanes.

El 25 de mayo, junto a la fragata Independencia, que también había sido construida en Inglaterra, arriban los buques al puerto de Punta Arenas y el 6 de junio a la bahía de Ancud. Ambos habían sido incorporados a la Escuadra Aliada de Chile y Perú, en ese tiempo en guerra con España. No obstante, estos modernos barcos no tuvieron participación en esos hechos de guerra, ya que la escuadra española se había retirado de las costas del Pacífico.

El Huáscar posee una torre de artillería giratoria que fue diseñada por el oficial inglés Cowper Phipps Coles. Está situada delante de la torre de mando, descansa y gira sobre una senda de roletes ubicada en la segunda cubierta. Tiene además un pinzote guía fijo que descansa en un tintero apernado a la quilla, elemento de combate que permitía a su comandante dirigir las acciones con un máximo de seguridad. Si bien es cierto, la torre podía girarse a voluntad, eran necesarios una decena de marinos para la operación, por lo que a veces salía más rápido girar el buque para nivelar el área de tiro.

A comienzos de la Guerra del Pacífico (5 de Abril de 1879), el Monitor Huáscar se encontraba en reparaciones después de haber sido desarmado; situación que obligó a acelerar  los trabajos y a entrenar en breve tiempo una tripulación. Recién el 16 de mayo de 1879 pone proa al sur con el fin de integrarse al teatro de operaciones de la guerra.

Integrado a la escuadra peruana, dos serán los combates que marcarán el destino del monitor. El primero el Combate Naval de Iquique, en el cual cayó gloriosamente sobre su cubierta el capitán Arturo Prat Chacón -21 de mayo de 1879-, y el segundo el Combate Naval de Angamos -8 de octubre de 1879-, en cuyas acciones la artillería del blindado Cochrane al mando del capitán de fragata Juan José Latorre, hace blanco varias veces en el buque peruano, destrozando la torre de mando, donde se encontraba el comandante Miguel Grau, quien fallece en esta acción.

El 27 de febrero de 1880 el Huáscar se encontraba al mando del capitán de fragata Manuel Thomson, el que junto a la cañonera “Magallanes” mantenían el bloqueo de Arica. En un determinado momento el Huáscar quiso detener el avance de un tren con tropas peruanas, momentos en que se acercó  demasiado a la costa, recibiendo nutrido fuego de  las fortificaciones y del monitor Manco Capac, desde cuya nave enemiga fue alcanzado el comandante Thomson, quien se encontraba en cubierta,  falleciendo instantáneamente.

En mayo de 1888, los restos del Comandante de la Esmeralda don Agustín Arturo Prat Chacón, el teniente segundo Ignacio Serrano Montaner  y el Sargento Juan de Dios Aldea Fonseca, fueron trasladados a bordo del Monitor desde Iquique a Valparaíso,  donde se les dio eterna sepultura en la Plaza de los Héroes.

El buque con dotación chilena participó en acciones bélicas importantes de nuestra escuadra durante la guerra y se mantuvo en servicio activo hasta el año 1901, oportunidad en que fue dado de baja por la Armada, siendo amarrado al molo en la bahía de Talcahuano, donde podía ser visitado.

A contar de 1951 se empiezan a efectuar reparaciones periódicas en toda su estructura, con el fin de erigirlo como un santuario donde se veneraran las glorias de la Armada de Chile y del Perú.

A pesar de las inclemencias del último terremoto que asoló la zona, el buque todavía se mantiene como museo flotante, guardando en su cubierta y en sus instalaciones una serie de recuerdos que ilustran a los visitantes sobre los actos heroicos y los gestos de honor de los marinos que participaron en la versión marítima de la Guerra del Pacífico.

Esperemos que así se mantenga durante muchos años, como un monumento a la paz de ambos pueblos, que de un momento a otro se encontraron sumidos en una guerra limítrofe que pudo haberse evitado, y en la que el destino enfrentó a su mejores guerreros, los que lamentablemente quedaron tendidos para siempre sobre su cubierta.

(1) Según el almirante Pedro Espina Ritchie, autor del libro “Monitor Huáscar” el capitán de Navío José María Salcedo, era un chileno que prestaba sus servicios a la Armada del Perú.