Capitán Pastene parece un pueblito sacado de esos antiguos libros de fantasía que nos daban cuando pequeños. Rodeado de bosques, cruzado por un río, con antiguas casas de madera y un ritmo de vida tranquilo, sin ruido ni contaminación, es el lugar ideal para arrancarse unos días y conocer otra forma de vida y de relacionarse, esa que las grandes ciudades perdieron hace muchos años.
Capitán Pastene es fruto del esfuerzo, la tenacidad y el trabajo de unas 80 familias de colonos italianos que llegaron a comienzos de siglo XX. Para ellos fue duro encontrarse con unas montañas boscosas, sin casas, sin tierras para sembrar algo que comer. Algunos regresaron, otros emigraron a Argentina, la mayoría se quedó; entre ellos, los abuelos de Aldo Piccioli Castagnoli, con quien conversamos para que nos contara cómo se dió esta colonización, con qué dificultades debió lidiar y cómo salieron adelante gracias a la actividad maderera.
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¿Cómo era la zona a la que llegaron los colonos en 1904?
A comienzos del siglo XX esta zona era pura montaña. A no ser Lumaco, que existía de pocos años antes (1899), y de Traiguén (1879) que estaba cerca, el resto era pura montaña y quebradas con muy pocos habitantes, y los pocos que habían generalmente era prófugos de la justicia, gente que había cometido delitos y que se internaban en esta cordillera para que no los encontraran.
Aquí habían muy pocas familias trabajando, casi nada. Por supuesto que no había ni una casa, ningún pueblo, nada. Pero el gobierno chileno quería colonizar el sur, y ahí entonces apareció Giorgio Ricci quien vivía en Chile hace bastante tiempo y viajaba a Italia esporádicamente. Fundó una compañía para llegar a un acuerdo con el gobierno chileno, el Estado les daba una cantidad determinada de hectáreas si es que ellos traían a cien familias de agricultores italianos. Así comenzaron a recolectar a gente que quisiera venir. Fueron al sector campesino, gente con mucha pobreza, con poca educación, les costó mucho encontrar personas que quisieran venirse.
En 1904 cerca de 23 familias llegaron a esta localidad. Al año siguiente llegaron otras familias italianas, salieron desde un puerto francés y se demoraron un mes en llegar a Talcahuano en barco de carga. Desde ahí partieron en tren hasta Los Sauces, y por Lumaco en unas 60 carretas tiradas por bueyes llegaron aquí, a Pastene.
Acá habían unas especies de barracas que se habilitaron para que se fueran instalando provisoriamente. No habían casas construidas. Por la penurias y las dificultades, ese sector hasta el día de hoy es conocido como Monte Calvario. Posteriormente en 1907 se funda el pueblo en su actual ubicación.
¿De qué zona venían?
Prácticamente eran todos de una misma región, de la Provincia de Módena, al norte de Italia. Emilia-Romagna es la región, Pavullo la comuna. También llegaron de Guiglia, Zocca, Montecorone. El gobierno chileno les ofreció cerca de 60.000 h. para traer a cien familias. Ricci les ofreció allá cerca de 70 h. por familia, más 10 h. por cada hijo varón mayor de 10 años.
Entonces Ricci cumplió con lo prometido, pero terminó quedándose con unas 6.000 hectáreas para él.
¿Una zona inhóspita?
Sí. No había nada. Cualquier cosa que uno necesitase había que ir a buscarla a Traiguén en carreta. El viaje tomaba varios días de ida y vuelta.
Allá en Traiguén se instalaron varias familias, de hecho actualmente a esa zona se le llama Villa Florencia, porque estuvieron allí los italianos, muchos de ellos posteriormente emigraron a Argentina. Por ejemplo, el jugador de fútbol argentino Zanetti era de aquí.
Nunca imaginaron que iban a llegar a una zona como ésta, esto era una selva; es más, muchos de los que llegaron se devolvían cuando tenían algo de dinero y podían hacerlo. Otros se fueron a Santiago, algunos a Traiguén.
¿Es cierto que los colonos venían con todas las profesiones necesarias para formar un pueblo? ¿Que llegaban con un cura, un zapatero, un artesano, un herrero, etcétera?
Cura creo que no, pero ciertamente venían carpinteros y alguna gente que construía. Venía de todo, de hecho venían muchos agricultores y que en su lugar de origen no eran tan pobres, y que al llegar aquí se defraudaron.
Los inmigrantes comenzaron luego a echar el bosque abajo, a puro golpe de hacha y corvina. Al abuelo de nosotros le dieron una parcela cerca de acá, una de las zonas planas de la localidad. En muchas de las casas construidas posteriormente tuvieron que hacer terraplenes puesto que no tenían nada plano para construir en sus parcelas.
¿Les dieron animales o algo?
La sociedad se comprometió a fiarles, les pasaban algunos animales y luego tenían que pagarlos. Sin embargo, los italianos también traían algunas cosas, como semillas.
¡La historia de los italianos fue tremenda! Imagínese aquí, solamente [había] monte. Ricci había visto los terrenos, pero quizá no dimensionó la gran odisea que sería poblar y conseguir sembrar el lugar, y así comer, la prioridad en aquellos momentos era poder comer, poder subsistir.
Mi papá compró unos terrenos y estaban llenos de palos cruzados de las quemas que se hicieron para poder habitar el lugar. Me acuerdo que a esa faena la llamaban «despalar», consistía en apilar los troncos y palos dejando unos surcos para poder sembrar. De vez en cuando se encendía fuego a esas maderas para posteriormente esparcir trigo que germinaba entre las cenizas.
Pasó el tiempo y luego de tres siembras, comenzó a formarse una capa de tierra de unos 20 centímetros, lo demás era puro cascajo. Gracias a ese esfuerzo es que actualmente contamos con muchos árboles y una gran riqueza madedera.
¿En qué año comenzaron a plantar bosques?
Las primera plantaciones son de los años 1965 o 1966. Se daban créditos para plantar.
Después vino un época donde se comenzó a plantar a gran escala gracias a grandes empresas que llegaron, los terrenos eran muy baratos porque eran malos para la agricultura y ganadería, aparte que muchos de los hijos de los colonos habían partido para otros lugares.
Era muy difícil sembrar aquí, porque estaba todo lleno de troncos, y como se sembraba con bueyes, era complicado al encontrarse con una enorme cantidad de palos y troncos que obstaculizaban el camino. Es gracioso que los bueyes en esta zona estaban acostumbrados a retroceder, caminaban unos metros, se encontraban con palos y fácilmente reculaban.
Era muy sacrificado, yo me acuerdo que muchas veces era imposible llegar con los bueyes por la falda del cerro, era preciso llegar desde arriba y desde allí ir a buscar los fardos, mi mamá trabajó mucho en eso, subiendo y bajando cerros; esos fardos luego se llevaban a lomo de buey para ser trillados. Ya se usaba en aquel entonces el motor estacionario, me acuerdo que para subir ese motor se requerían diecisiete yuntas de bueyes.
Fue una odisea tremenda, porque a nos esforzábamos al máximo y coséchabamos una cantidad que era harta para la época, pero comparándola con los niveles de hoy, resulta poca.
Los colonos que llegaron aquí fueron muy trabajadores, y las mujeres tan trabajadoras como los varones. Mi abuelo Servino Castagnoli tuvo 12 hijos, eran familias numerosas, mientras más hijos, mejor, pues más trabajadores tenían para el campo. Mi mamá llegó de dos meses, mi otro abuelo se llamaba Enrico Piccoli, mis dos abuelos llegaron en 1905, en el segundo viaje que se realizó.
Aquí llegó gente que hablaba dialectos distintos, incluso cuando en un poblado los separaba un río, esa división causaba que hablaran de distinta forma, por la cantidad de tiempo que pasaba en que no se comunicaban. Llegó también mucha gente que no sabía leer ni escribir, después pudieron mejorar su situación.
¿El auge vino gracias a la plantación de árboles?
A la plantación de árboles, efectivamente. Cambió drásticamente la situación. En las construcciones se utilizaba mucha madera.
Ahora sin embargo, se produce muchísimo más madera que antes, y existen grandes empresas que producen bastante madera por día. Muchas personas vendieron sus campos a esas empresas debido a la dificultad para llegar a estos lados y a la falta de electricidad. Hoy en día, la gente ha dejado de vender sus tierras y han comenzado a ser ellos mismos productores.
Nuestra familia comenzó a plantar árboles, debido a la existencia de una maleza que crecía en el lugar, y que por causa del agua que corría, venía a crecer en la propiedad. Así que decidimos poner una especie de cerca hecha de pinos, y así nos iniciamos en la plantación de árboles madereros.
El decreto 301 fue espectacular para la zona, porque incentivó la plantación y con eso se pudieron mejorar los caminos y los servicios. Las grandes forestales como Arauco y Mininco mejoraron la infraestructura, aquí siempre están dos helicópteros para combatir los incendios. Algunos han criticado a esas empresas por ser empresas grandes, pero los que vivimos en la localidad sabemos que su instalación nos ha beneficiado.
¿Aquí parece que no hay comunidades mapuches?
No muchas, en su mayoría están lejos. Nunca ha habido problemas entre los italianos y los mapuches, quizá han tenido problemas con las empresas, las grandes forestales.
Muchos se han ido a las ciudades grandes, aquí hace falta mano de obra, no porque falten personas, sino porque hay mucho trabajo disponible.