Después del retumbante éxito de la 41ª versión del Festival de San Bernardo, es oportuno conocer un poco la Historia y desarrollo de esta iniciativa. Las tradiciones no son fruto de planificaciones burocráticas, surgen orgánicamente, se afirman y se desarrollan como la vida misma.
En la década de los sesenta, entre los dirigentes de la Confederación Nacional de Conjuntos Folclóricos, amantes de las cuecas y tonadas escritas por Francisco Flores del Campo, Clara Solovera, Violeta Parra y tantos otros compositores chilenos, se discutía con entusiasmo la necesidad de rendir un gran homenaje a los cultores de la música nacional.
El designio cristalizó en la idea de organizar un Festival temático al respecto. Nació así un primer certamen realizado en Talagante, en 1968. Pero se insertó en el contexto de actividades impulsadas por la Consejería Nacional de Promoción Popular, organismo creado durante el gobierno del entonces Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva.
Contenidos
En 1972: Primer Festival Nacional de Folklore de San Bernardo
En 1971, la Confederación Nacional de Conjuntos Folclóricos, sintió la necesidad de destacar el carácter fundamentalmente artístico del certamen. Aprovechando la buena acogida encontrada entonces en las autoridades de San Bernardo y en la Agrupación Folclórica comunal, decidió trasladar los encuentros folclóricos para esa ciudad. Así surgió, en 1972, el Primer Festival Nacional de Folklore de San Bernardo, que comenzaba aspirando a algo de grandes proporciones.
El equipo creativo lideró la iniciativa, contando con la rápida ayuda de innumerables colaboradores anónimos. Como lugar se designó al antiguo Estadio Maestranza. Pero los dineros alcanzaban sólo para montar un escenario del tamaño y forma de un ring de boxeo. Cuentan los organizadores que se aprobó la idea de uno de los creativos con cierto humor y sobre todo mucha fe. La iluminación la aportó el Cuerpo de Bomberos, con dos focos halógenos, de un solo color y fijos y una ampolleta casera. El sonido, fue colaboración de Eduardo Lhose, del Club de Radio Aficionados de la ciudad, adaptando equipos de amplificación y micrófonos.
En la cuarta versión, ya mejor instalado y con un repertorio más completo, el Festival recibió una de sus visitas más ilustres: la bailarina de ballet Margot Fontaine, celebridad mundial residente en París quien, encontrándose de gira en nuestro país, haría una visita protocolar al Festival de unos quince minutos. Entusiasmada por el espectáculo, cuyo colorido, vida y belleza no esperaba, pidió a sus acompañantes que la dejaran quedarse hasta el final.
La presencia aclamada de La Carmelita
Uniendo muy naturalmente, como desde los albores de nuestra nacionalidad, las tradiciones de la tierra a la fe religiosa y a la piedad, la actividad más importante que abre y cierra cada versión del Festival pasó a ser el solemne y jubiloso traslado de la imagen de la Virgen del Carmen, la “Carmelita”, como le dicen los folcloristas devotos.
Ella es la patrona de los folcloristas, representada en una hermosa imagen de madera de unos 80 centímetros de alto, cuya talla original se dice que fue traída por los conquistadores en el siglo XVI.
El Templo Votivo de Maipú abre sus puertas para presidir la tradicional Misa acompañada por cofradías y animada por temas religiosos interpretados por folcloristas. Estos la llevan en andas hacia el altar mayor, escoltada por una multitud de feligreses, danzantes y promesantes que expresan su fe mayor en una plenitud de alegría, canto, música y danzas a la Virgen y al Señor.
Finalizado el gran oficio religioso, los mismos folcloristas acompañan a la venerada imagen de la Madre, con su aguerrida escolta de huasos a caballo, en su viaje a San Bernardo, en medio de bailes y ritmos de La Tirana, con todo el esplendor de las vestimentas rituales y la admirable devoción de los cófrades.
Es el pueblo chileno que deja la cotidianidad y la sobrepasa, para celebrar en comunidad y con ufanía los dones, las costumbres, el estilo y las tradiciones de la tierra, en una Fiesta de alegría colectiva y de gratitud y amor a Dios y a Su santa Madre, que nos dieron lo que somos y nos protegieron para guardarlo y desarrollarlo como un patrimonio común.
Feria de artesanía y muestra de gastronomía chilenas
A medida que el Festival Nacional se fue consolidando exitosamente, nació la idea de asociar también, en la misma fiesta popular, la música y las danzas de nuestra tierra con la rica y variada producción de sus artesanos.
En 1979, en el marco del Festival de San Bernardo, se realizó la Primera Feria Nacional de Artesanía Tradicional, reuniendo lo más selecto de la artesanía chilena: telar, platería mapuche y colonial, tejidos aymaras, artesanía en raulí, piedra toba, conchas marinas, piedra volcánica y combarbalita, flores secas y en madera, talabartería, greda negra de Quinchamalí, ponchos, mantas a telar, cestería en fibra vegetal, crin y coirón, tejidos y bordados, retablos, flores en madera, arpilleras, cerámicas.
Y, cómo no, en 1996 se integraron al conjunto los aromas, colores y sabores de la muestra de gastronomía chilena, cuyas delicias se ofrecen desde entonces al visitante.
Personajes y vivencias de todo Chile
En el festival están representadas, de Arica a Magallanes, las 15 regiones del país Chile. Desfilan por esos días, coloridos y característicos personajes típicos de la tierra como el Farolero, el Fogonero, el Chinchinero, el Rayuelero, el Volantinero o el Payador, entremediando la presentación de los grupos y conjuntos folclóricos que retratan mitos, leyendas, costumbres tradiciones, faenas, paisajes, ríos, flora y fauna de nuestro hábitat.
Reconocimiento Internacional
Pero como nos hermanan con los pueblos de Latinoamérica trazos comunes de raza, evolución histórica, lengua, cultura, continuidad geográfica y sobretodo la Fe, se han sumado naturalmente al Festival delegaciones y conjuntos de países como Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Al evento asisten igualmente muchos visitantes tanto del resto de América como de Europa.
El Festival ha contado con el patrocinio de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura, a través de la Comisión de Cooperación para la UNESCO Chile. También el de la IOV, Organización Internacional de Arte Popular, ONG asociada a UNESCO y con sede en Austria que valida internacionalmente al evento sanbernardino en circuitos de festivales de folclore internacionales.
* * *
Se constituyó así una expresión vigorosa y colorida de algo que es un amplio y variado fenómeno de reencuentro con nuestras raíces. Se trata de un Chile real y profundo cuya manifestación se ha generalizado en las últimas décadas y que busca enfrentar, tal vez instintivamente pero sereno y sin complejos, ciertos desafíos del mundo globalizado de hoy. Es una afirmación festiva y amistosa de nuestra identidad, donde se celebran las manifestaciones de una cultura popular viva, entendida como valores tradicionales de convivencia y de identidad, expresados en música, canto, danza, artesanías y culinaria, que son partes de un quehacer colectivo del pueblo chileno, inspirado y guiado de un modo u otro, por la luz de la Fe.
El gran evento transformó en esos días a San Bernardo, merecidamente, en la capital nacional del folclore. Este año 2012 contó en su inauguración con la vibrante folclorista Margot Loyola, quien fue galardonada con el Premio Festival Nacional del Folclore, instaurado como novedad por primera vez en esta ocasión. La clausura del Festival tuvo un pleno total de entusiasmados asistentes, que coronaron de éxito esta gran celebración colectiva de lo chileno.
Fuente / Fotos: Portal de la Municipalidad de San Bernardo www.sanbernardo.cl