Quien conoce Pirque sabe que todavía, a pesar de su cercanía a Santiago, es una comuna que mantiene viva su raíz rural y agraria. Hoy es cuna de numerosas viñas que cultivan y preparan algunos de los mejores vinos de exportación. También, silenciosamente y a ritmo pausado, cobija desde hace muchos años –por qué no decir siglos– el canto a lo poeta.

Se trata de una expresión nacida de la labor evangelizadora y culturizante de los jesuitas en los campos de la zona central y que hasta el día de hoy sigue vigente en distintos puntos del país.
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Juan Domingo Pérez Ibarra, cantor a lo poeta
Heredero de esta tradición es Juan Domingo Pérez Ibarra (1954), quien tuvo el honor de cantarle al Papa en La Serena, el año 1987, como representante de los Cantores a lo Divino. Hombre de mucha fe, para él cantar en décimas es un don de Dios, el cual hay que saber cultivar y también saber expresar su voluntad.
Nos recibe en su casa en Pirque, para conversar calmadamente, junto al fogón, sobre los pormenores y riquezas espirituales de la Misa a lo Poeta.
Poco a poco fueron llegando algunos discípulos y amigos suyos, que regularmente se reúnen para ir ensayando ciertas entonaciones y mejorando el toque del guitarrón.
–¿Cuál es la novedad la Misa a lo Poeta?
Cuando pensé en armar la misa, me puse el problema de cómo integrar los otros instrumentos, pues el guitarrón chileno no admite otro instrumento a su lado, es un instrumento solista. Como nos dicen los argentinos: “Ustedes los chilenos tienen una orquesta en un solo instrumento”.
La misa ya la había compuesto ese mismo año (2010). Teníamos la letra, pero faltaba la música. Y postulé a un FONDART. Un día me llaman y me dicen que está aceptado. Ahí reúno a los demás y les digo que tenemos 6 meses para hacer la grabación.
Con Erick [Gil Cornejo] fuimos armando una columna vertebral en que teníamos muy claro los tiempos y las formas, lo que teníamos que mantener, pues en el canto a lo divino cada intérprete tiene su forma y estilo.
Así, en el primer ensayo “rayé la cancha” muy claro, pensé que si no me ponía pesado esto no iba a resultar. Ahora interiormente, imagínese, “pararle el carro” a Santos Rubio, a Fidel, un eximio en el guitarrón como pocos, era algo muy difícil pero que tenía que hacerlo.
Y comenzamos los ensayos.
En el canto de entrada anduvimos muy bien, pero en el perdón tuvimos problemas. Cuantas sesiones no tuvimos. El Perdón salió bonito, pero no como un conjunto.
Llevábamos dos meses y todavía no teníamos cómo armonizar el conjunto. Al tercer mes, Juan Flores, quien hacía las grabaciones, dijo que quería mostrarnos algo. Traía el Gloria, el Canto Pos Evangelio y otro canto más. Me recuerdo que era un domingo. Nos sentamos y nos pide que escuchemos. ¡Bendito sea Dios! Habiendo grabado por separado consiguió la armonía, lo que permitió que de ahí en adelante nos fuéramos por un tubo, pues oímos a lo que teníamos que llegar.
Al tener que armonizar instrumentos solistas, como el guitarrón, ¿qué dificultades encontraron con los demás instrumentos?
Sucedieron cosas muy bonitas. Por ejemplo, el Rabel es muy agudo, muy chillón. Le pedí a Santos si podía hacer una voz baja en él, porque como hay mucha cuerda está todo muy brillante. Resulta que Santos Rubio tenía un problema, pero un problema de virtud, pues una entonación la podía variar en mil, por decir lo menos. Las formas y los toques, todo podía cambiarlo. Entonces traspuso el Rabel, algo inédito, y lo tocó bajo. Por eso sale la armonía tan bonita.
Hay partes en que toco el Salterio, como en el Salmo, lo que no es lo más adecuado, y en la comunión quise que se tocara un órgano, porque en los cantos de comunión las entonaciones son de tipo gregorianas. Por eso quise que fuera con órgano solamente.
Hay muchas variaciones en la parte musical tradicional. Rompimos el mito de que el guitarrón chileno es instrumento solista.
¿Cómo ha sido la recepción de este trabajo por el público?
Ahora la gente nos dice que tocamos mejor en vivo que en la grabación, porque cada uno asume bien su parte y puede tocar sin la tensión del plazo en que debíamos terminar el CD.
La Misa caló al 99% lo más aplicada al texto del misal. De hecho hablé con el señor obispo de San Bernardo, don Juan Ignacio González, y a él le gustó mucho.
A los cantores antiguos también les ha gustado mucho, porque dicen que está muy apegada a los textos bíblicos.
Los mil CDs que hicimos se nos fueron como pan caliente. A la gente le gustó mucho. Ahora estamos buscando financiamiento para sacar la segunda edición.
¿Cuánto tiempo le tomó preparar la misa?
Yo creo que todos los poetas anhelan componer una misa. Porque en ella está todo el sentido de nuestra fe. La misa es todo. El eje central del cristiano es la misa.
Yo creo que Dios me dio la inspiración porque ahí está lo más grande de la existencia humana. Ahí ocurre el milagro más grande del mundo en que el pan y el vino se convierten en el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesús.
Hay versos que no sé cómo los hice, Fidel lo definió muy bien, fue por inspiración divina.
Hay que ser humilde para convertirse uno mismo en instrumento de Dios y así interpretar las Sagradas Escrituras.
El Canto a lo Divino no es bien mirado por muchos, pero eso sucede por ignorancia, no lo entienden. Jesús ya dijo que era para los sencillos y humildes. Así también el canto a lo divino es para los sencillos y humildes. Para mí es una gracia total. Somos los únicos que cantamos todos los primeros viernes al Sagrado Corazón. También ahora le cantamos a los difuntos mayores, pues los angelitos hay cada vez menos.
¿Algunas anécdotas durante la grabación de la misa?
En la misa pasaron cosas muy curiosas.
Comenzamos a grabar y a Santos Rubio el doctor le dijo que tenía dos meses de vida. Imagínate como estábamos de nerviosos en grabar luego. Y no salía nada que fuera armonioso. Santos duró 5 meses y cuando se compiló todo el trabajo fue el último sábado que Santos estuvo en vida.
Ahí Santos entra en agonía, y en esos días el encargado de la grabación me deja un CD completo. Al otro día, el domingo, Santos tiene la mejoría de la muerte, amanece incluso conversando, el día lunes le entregan y le hacen escuchar el CD ya terminado pero sin editar, pasó todo el día escuchando la misa, contento, sonriente. La gente que lo iba a ver sufría más que él.
El martes 24 de mayo a las 7.30 de la mañana Santos Daladier Rubio Morales falleció en su natal Puntilla, localidad de Pirque.
La primera vez que cantamos la Misa a lo Poeta después de haber terminado la grabación, fue en La Puntilla de Pirque, a una semana de la muerte de Santos se celebro una una misa en su honor, nunca nos miramos porque la emoción era demasiada. Abajo toda la gente lloraba.