A la sombra de los misteriosos e imponentes moáis, que tanto atraen la atención del visitante, hay también toda una cultura textil en Isla de Pascua, por conocer, desarrollada desde tiempos ancestrales. Difundir este legado y su significado es lo que persigue el libro «Vistiendo Rapa Nui» (Pehuén), editado por la investigadora Andrea Seelenfreund.
Con anterioridad a la llegada de los productos fabricados industrialmente, gran parte del tiempo de las mujeres en toda Oceanía estaba dedicado a la fabricación de objetos textiles. Artísticamente muy valiosos, los artefactos textiles del Pacífico –y todo aquello que representan– fueron realizados con gran oficio utilizando fibras de origen vegetal y en particular, con plantas que formaron parte del acervo cultural polinésico a lo largo de muchos siglos. En esta publicación se pretende mostrar la variedad y compleja gama de productos textiles que en el pasado se fabricaron en Isla de Pascua, muchos de las cuales han pasado al olvido, como consecuencia de los cambios de vida en la población.
«Las técnicas son pocas y simples, pero no por eso menos ricas. Hay una gran variedad de objetos hechos a partir de estas. La tradición textil viene de Asia, es muy antigua», dice Seelenfreund. Además, la autora advierte que no se puede analizar Isla de Pascua como un ente aislado de la Polinesia, explica que existen dos tipos de tejidos: los que se usan como contenedores -canastos, por ejemplo- y corresponden a la esfera doméstica; y los que se utilizan para envolver o tapar, y se asocian a una cosmovisión ceremonial.
«Los textiles forman parte de este mundo sagrado que involucra a los moáis. Está el valor del acto del envolver y desenvolver; también de presentar, de ser un don, un regalo. Esta sociedad es altamente jerarquizada, por lo que tú siempre debes obligaciones a otras personas y a la vez debes demostrar tu generosidad», dice Seelenfreund.
«Vistiendo Rapa Nui» propone un recorrido por los distintos artefactos creados a base de textiles, y las técnicas para fabricarlos. Así también, recoge el testimonio de Sandra Atan Teave, artesana que hoy realiza figuras ancestrales de morera de papel. Se trata de un trabajo realizado solo por mujeres, como lo ha sido desde sus inicios. Seelenfreund acota: «Por esto, y porque es algo que los moáis han opacado, se trata de una materialidad que no sobrevive en el registro arqueológico».
Fuente: El Mercurio, Editorial Pehuén