El domingo 25 pasado, tal como como he estado haciendo en los últimos meses, participé de un nuevo recorrido patrimonial de Cultura Mapocho. Esta vez nos reuniríamos en el frontis de la Iglesia de San Francisco para recorrer el barrio San Isidro, ubicado al sur de la Alameda y abarcando los alrededores de la iglesia del mismo nombre.
La pequeña multitud, en la cual encontré muchas caras conocidas, se iba congregando en el frontis: familias, amigos o conocidos de recorridos anteriores. En poco tiempo era ya un grupo de unas 350 personas que esperaba animada el comienzo de este recorrido nuevo para los organizadores y nuevo para quienes transitamos rápidamente por ahí tantas veces y ahora teníamos la oportunidad de parar, observar con calma, conocer en profundidad el valor de cada uno de los siguientes hitos, discernir aspectos que nunca habíamos notado.
Desde arriba de la fuente de agua, una voz fuerte resuena a través del megáfono interrumpiendo las conversaciones. Es Vólker Gutiérrez, uno de los iniciadores de los recorridos, quien da algunas instrucciones prácticas y comienza a introducirnos en los detalles sabrosos de la iglesia de San Francisco y del surgimiento del Barrio París y Londres.
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La Cañada y la Iglesia de San Francisco
Desde la fundación de Santiago la Alameda fue el límite sur de la ciudad colonial, del triángulo que comprendía a las principales casas. La Alameda era una “cañada” o sitio baldío, en que comúnmente, en invierno y verano sobretodo, corría agua, lo que llevó a decir que era un brazo del Mapocho. Lo que en rigor ha sido puesto en duda por las investigaciones histórico documentales recientes.
El conquistador Pedro de Valdivia hizo la promesa de construir una ermita tras recibir socorros y refuerzos después de dos duros años en que debió soportar el asedio mapuche incluyendo el ataque del cacique Michimalonco (1541). Eligió este espacio, alejado de la ciudad en aquel entonces, y en ese sitio campestre y tranquilo levantó la ermita de la Virgen del Socorro. En ella colocó la pequeña imagen que traía del Perú y a la cual recurrieron en el duro viaje hasta el Valle de Santiago. En 1553 llegan los padres franciscanos, y a ellos se les entrega su custodia. Esta pequeña imagen actualmente la podemos contemplar en el altar mayor de la iglesia.

Originalmente, la iglesia estaba unos cien metros hacia el oriente, pero fue destruida por el terremoto de 1583. Comienza a ser reconstruida hacia 1628 en el sector que actualmente conocemos, pero nuevos terremotos la vuelven a botar. La entrada principal siempre fue hacia La Cañada (Alameda) y la actual entrada recién se construye hacia comienzos del s. XX, frontis en el que se aprecia la construcción colonial de piedra, y estilos más modernos como la torre con reloj hacia sus cuatro costados, construida por el arquitecto Fermín Vivaceta. Pero sigue siendo la construcción colonial en pie más antigua de Santiago y del país. Finalmente en el s. XIX (1857) la iglesia adopta la fisonomía que conocemos hoy.
La iglesia comprendía otros varios recintos religiosos, como el convento y los agregados que durante la Colonia los fieles mandaban a construir en el interior o en los patios. El terreno en que se emplazaba abarcaba entonces desde La Cañada hasta el Zanjón de la Aguada. Poco a poco se irá vendiendo por partes. A comienzos del s. XX una importante crisis económica obliga a vender los terrenos aledaños al convento. Allí se construirá el conocido barrio París y Londres (1920).
La orden franciscana y la antigua iglesia han marcado de tal forma la historia de la capital y del país que sucesivas remodelaciones urbanas han debido hacer una curva en este sector para evitar demolerla. El templo franciscano es un hito, un icono de Santiago. Si pensamos en épocas en que no existían edificios tan altos como los de hoy, su campanario era visto desde toda la ciudad. Es un símbolo de la ciudad.
Como en la Colonia la puerta de acceso se abría hacia La Cañada, los transeúntes divisaban la imagen de San Antonio en su interior. Eso explica el nombre de la calle que desemboca en la iglesia. El claustro también es un agrado por la paz y tranquilidad.
Hoy a un costado se encuentra el Museo Colonial, uno de los más importantes de Chile.
Los franciscanos también tenían la iglesia de San Diego (en el lugar que hoy se encuentra la casa central de la U. de Chile), y estaban la del Hospital de san Juan de Dios y san Agustín, lo que hizo que por la escasa población de la capital, Santiago fuera llamada ciudad de Dios.
En este mismo sector también se ubicó la Pérgola de la Flores y el Parque Inglés, en un óvalo que se encontraba al centro de la Alameda. Unos años después se instalaron los juegos Diana con su característica Rueda de Chicago.
Barrio París y Londres

Como se aludió, originalmente los terrenos de lo que vendría a ser el barrio modelo París y Londres, eran parte de la congregación Franciscana, la que por una crisis ocurrida a inicios del siglo XX, —en 1913— tiene que venderlos. Los compra entonces Walter Lihn quien pide que lo loteen a los arquitectos Roberto Kunstmann y Roberto Araya (1922 -1925). Ellos tratan de rescatar, de algún modo, el encanto de los paradigmas sorprendentes, llenos de variadas particularidades, de la ciudad medieval. Tales paradigmas se estaban perdiendo en las capitales de Europa por la serie de reformas modernizadoras que se empiezan a realizar a mediados del siglo XIX, cuando los nuevos transportes requieren el ensanchamiento de las calles, cuyos grandes y regulares trazados geométricos pasan a marcar el ambiente urbano. Kunstmann y Araya, se inspiran en el estilo del urbanista austriaco Camillo Sitte. Surge así el barrio con sus calles cortas y de pintorescos trazados, como lo evidencia la calle Londres con su forma serpenteada.
Los dos arquitectos, importando esa idea, buscan hacer de esta manzana un modelo, análoga al barrio Concha y Toro, que sea atrayente para el resto de la ciudad, entrando en contraste notorio con el antiguo trazado de calles santiaguinas en forma de damero.
Aquí vendrán familias acomodadas y connotados arquitectos de la época como Cruz Montt y Larraín Bravo, quienes realizarán edificaciones con particulares diseños, configurado finalmente esa ecléctica exposición de diseños neogóticos, románicos, art nouveau, neoclásicos y neorrenacentistas, que sin embargo, guardan una armonía fácilmente apreciable. Esto llevará a que en 1982 el barrio sea declarado «Zona Típica» y en la actualidad se encuentre protegido como tal.
A lo largo del tiempo, este barrio ha tenido distintos destinos. Primeramente el de sus días de esplendor, como lugar residencial de grandes familias. Con el traslado de la élite al sector oriente, irá cayendo en un lento periodo de decadencia, el cual lo llevará en un momento a ser conocido por enigmáticos hechos de la crónica roja. Más tarde, en Londres 38 , habrá inclusive una casa de detención de la DINA.
Hoy en día, como zona típica destacada, en sus bellas construcciones funcionan algunas instituciones culturales, partidos políticos y Universidades.
Antiguo Hospital San Juan de Dios
De esta construcción hoy no queda nada, pero su historia no deja de ser interesante.
Pedro de Valdivia mandó a construir en 1552 el primer recinto hospitalario de la ciudad. Once años después de asentados los españoles existe la necesidad de erguir un lugar que dé protección a los enfermos. Y este fue el lugar elegido para hacerlo. Y desde ese entonces se llamó Hospital del Socorro, al igual que la ermita, por esta imagen de la Virgen que fue por aquella época la patrona de la ciudad. Posteriormente pasaría a ser el apóstol Santiago.
El hospital estuvo a cargo del Cabildo de Santiago, y contaba con elementos básicos para la atención de los pacientes.

En 1617, el Gobernador Alonso de Rivera hace una petición para que arriben padres de la orden de San Juan de Dios los que dedicaban su vida al cuidado de los enfermos. Es así que en el siglo XVII llegan estos padres hospitalarios, para hacerse cargo del hospital que estaba al lado oriente de la Iglesia de San Francisco.
El hospital era paupérrimo, no tenía camas, y los recursos eran escasísimos. Más que un lugar para sanar era un sitio donde se esperaba la muerte. Es por eso que muchas personas fueron benefactores, y donaron recursos para que este hospital mejorase, tal es el caso de Bartolomé Flores uno de los primeros españoles llegados a estas tierras, mas que en rigor era alemán, y que había castellanizado su nombre, él tenía en el cerro Santa Lucía un molino, que posteriormente donó al hospital para que mejorase su atención.
Así, después de la llegada de los padres hospitalarios, el Hospital del Socorro se denominará Hospital San Juan de Dios, el primer hospital de Chile y el único de Santiago hasta cerca del 1780, cuando se crea el San Borja. A inicios del siglo XIX por orden de Bernardo O’Higgins el hospital San Juan de Dios pasa a ser administrado por el Estado, en 1843, producto de los sismos, es finalmente demolido, y sus bienes son repartidos por algunos centros médicos, y el hospital es trasladado en 1854 a la Quinta Normal, en calle Matucana.
Casa de los Diez
Llama la atención que esta casa siga en pie, viendo el entorno lleno de “renovaciones urbanas” (eufemismo para aludir a esos edificios de departamentos comprime-ocupantes). En la actualidad es Monumento Nacional, por lo que no puede ser derribada.
La vivienda se conoce con ese nombre porque fue sede de un colectivo de artistas, arquitectos, poetas e intelectuales que formaron el grupo de los diez. La casa era de propiedad de Fernando Túper Tocornal, muy amigo del grupo de los Diez, quien vivía ahí con su familia y les facilitaba las dependencias para que se reunieran. En esa época los intelectuales tenían como referencia Europa, específicamente Francia, es cuestión de ver las celebraciones del Centenario, cuando se mandaron a hacer varios edificios con el típico estilo francés. Es por eso que el Grupo de los Diez nace como una revalorización de lo chileno y de lo latinoamericano.

Entre los que participaban en este grupo estaban Pedro Prado —considerado el líder del grupo—, Magallanes Moure, Alberto Ried, Ernesto Guzmán, Augusto D’Halmar y Eduardo Barrios, además había músicos, críticos literarios, escultores y un pintor, Juan Francisco González. Los mencionados son los más reconocidos. Se definían como una vanguardia de inicio de siglo XX.
La casa, de estilo neocolonial, presenta características que no no son coloniales, por ejemplo, como las dos gárgolas del frontis, que estuvieron de moda a inicios del siglo XX como una influencia del neogótico, al igual que la puerta tallada de cedro. La torre de esta casa fue erguida en honor a este grupo, porque originalmente se reunían en la torre de la casa de Pedro Prado.
En 1927 la casa para a manos de la familia García. Uno de sus descendientes, Fernando García será un asiduo coleccionista de antigüedades, según él mismo un «compulsivo». Hasta la mitad del siglo XX recopilará antigüedades que almacena en el segundo piso. En el primero se instalarán recintos comerciales para poder mantener esta gran construcción. A la muerte de don Fernando en 1999 se organizó un gran remate de toda la colección de antigüedades que él poseía. En la actualidad la vivienda sigue siendo propiedad de la familia García y está a la venta, buscando algún interesado en restaurar y mantener este Monumento Nacional.
Cité de Santa Rosa
Este cité de Ricardo Larraín Bravo y Víctor Jiménez Cruz, es de la misma época del cité de Salvador Sanfuentes, son casi una réplica. El de Salvador Sanfuentes se encuentra en perfecto estado, mientras que el de acá evidencia su estado de deterioro.

Ricardo Larraín Bravo debe ser de los arquitectos más renombrados que tiene nuestro país. Es de los primeros arquitectos chilenos que va a especializarse a Europa, específicamente a París, trayendo muchas ideas que no solamente aplica a construcciones privadas de carácter monumental como la Iglesia de Los Sacramentinos (obra de Ricardo Larraín) sino a viviendas colectivas y sociales de la época. Estos arquitectos vuelven de Europa con la idea de una higienización, de hacer la ciudad más saludable, de implementar alcantarillado, agua potable y mejorar las viviendas obreras.
Este cité en particular, realizado junto a un nuevo socio Víctor Jiménez, es de un estilo bastante ecléctico, que con el tiempo ha sido valorizado como una característica de una época, de la que Larraín Bravo es un claro exponente. Podemos ver el Art Decó en estas ventanas con figuras geométricas. Las casas por dentro, al igual que las casas de Salvador Sanfuentes, son bastante particulares, porque por primera vez en el siglo XX van a acercar los baños y la cocina a los dormitorios. Antiguamente el baño y la cocina quedaban lo más alejado de la casa, estaban hacia los fondos. Otro aspecto que será modificado es la altura del techo, la cual se baja. Posteriormente cerca de aquí se instalarán otros cités, mucho más populares que éste, notablemente de nivel social medio-ascendente. Este es un inmueble de conservación histórica, está protegido y actualmente tiene un uso residencial, aunque lamentablemente está deteriorado.
Iglesia de San Isidro
Diseñada por Ignacio Cremonesi, este templo fue iniciado en 1896. Sin embargo, la primera iglesia data de 1686, con un santo ligado al mundo rural pues en esa época era un sector campesino de las afueras de Santiago.

La iglesia es de estilo neoclásico con reminiscencias románicas principalmente por las columnas de la fachada. Resalta también el ladrillo a la vista que nos muestra la forma que usaban para construir. Debido al terremoto de febrero de 2010 resultó dañada y actualmente está siendo restaurada.
Antiguamente cuando escaseaban las lluvias era sacado en procesión hasta la catedral.
En esta plaza también se encuentra la Prefectura de Fuerzas Especiales de Carabineros, la que tiene sus ancestros en la antigua Brigada Central de la Policía de Santiago, repartición creada el 10 de marzo de 1906 a iniciativa del Prefecto Joaquín Pinto Concha.
Tenía como misión atender los servicios extraordinarios de todos los sectores de la ciudad además de los servicios del Congreso, tránsito de de la zona central de la ciudad, ,teatros, imprentas, bailes, paseos públicos, matrimonios, sepelios reuniones públicas. Para cumplir adecuadamente su misión debía tener listos para salir en cualquier momento un piquete de 20 policías al mando de un oficial.

El 14 de julio de 1954 pasó a denominarse 19ª Comisaría Móvil, a la cual se agregaron dos grupos de emergencia y se le sumó la responsabilidad del control del tránsito en carreteras, dotándola de motocicletas.
Ante la necesidad de contar con una unidad especializada en la mantención del orden público, el 9 de febrero de 1963 se creó el «Grupo Móvil», unidad dinámica por excelencia, en constante crecimiento, que incorporó el concepto de «acción antidisturbios urbanos». El 13 de noviembre de 1970 se creó la Prefectura de Servicios Especiales y el 22 de mayo de 1974 pasó a denominarse, definitivamente, Prefectura de Fuerzas Especiales.
Siguiendo por calle Carmen, exactamente en el 340, existió la casona conocida como la Peña de los Parra, lugar en que en los 60 y 70 se transformó en uno de los polos de la cultura popular chilena, ahí cantó Violeta Parra y sus hijos Angel e Isabel, Víctor Jara, Rolando Alarcón, Roberto Parra, Payo Grondona, Osvaldo Rodríguez, Los Curacas, Tito Fernández, “Run Run” Gilbert Fabre, entre muchos otros. Fue demolida el 24 de abril de 2008 por las obras del ensanche de calle Carmen.
Iglesia Dulce Nombre de María

El 18 de Julio de 1856, el Pbro. Blas Cañas Calvo, emprende su obra con la fundación de la “Casa de María”. El Arzobispo de Santiago Monseñor Valdivieso, dio su aprobación el día 15 de Agosto a la Congregación del Salvador, creada por don Blas Cañas Calvo con ayuda de piadosas damas para socorrer a niñas desvalidas. De esta Congregación, emergería la Casa de María. El 19 de Noviembre se abren sus puertas en San Miguel como asilo para las niñas sin recursos ni protección. El 26 de Diciembre de 1856, el pintor Alejandro Cicarelli y su esposa doña Rosa Vilches de Cicarelli, donan una quinta ubicada en Calle Carmen nº 168, para la obra de don Blas Cañas. En Diciembre de 1858 se termina la casa de calle Carmen y son trasladadas 70 niñas. El 3 de Enero de 1859 se efectúa la solemne inauguración de la nueva casa.
La iglesia fue terminada años después, es de estilo semi-gótico, tiene líneas puras y sencilla ornamentación.
El altar mayor es de mármol, y está a tono con la arquitectura del Templo, la luz penetra suave y discretamente a través de artísticas ojivas cubiertas con fina cristalería multicolor siendo una de las más hermosas de Santiago.