En Plena Cordillera de los Andes: ¿Un “Brazo” del Océano Pacífico? Laguna El Copín

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Vestida de agua azul marino, orlada de una hermosa flora precordillerana cuyo interior cobija diversos tipos de aves en período estival y coronada de altos e imponentes macizos, surge majestuosa la laguna El Copín, en la comuna de Santa María, Provincia de San Felipe.

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Laguna el Copín en invierno, vista desde el suroeste. Foto: Panoramio.

Era un frío viernes del mes de julio, después de una intensa y rutinaria semana de deberes y compromisos, tan propios de la vida citadina moderna. Abrumadores estudios universitarios, entremezclados en los ratos libres con actividades como ver televisión, ir al cine, salir a caminar, ir al gimnasio, jugar en el computador, juntarme con mis amigos; todo ello estaba dentro de la repetición de actos de los que instintivamente deseaba sustraerme. Necesitaba hacer algo diferente.

No era un fin de semana largo, los días estaban nublados y no disponía de mucho dinero. Todo se confabulaba para que mis días de descanso fueran un completo fracaso. ¿Qué hacer? Recordé que, siendo niño, mi padre y mi hermano me llevaron de caminata al sector precordillerano de San Felipe a una laguna que dejó recuerdos imborrables en mi memoria. La decisión vino rápida a mi espíritu: “es ahora o nunca”. No tardó la razón en darle motivos a mi voluntad: “No es lejos, no es caro; lo hice de pequeño, tanto más lo puedo hacer ahora. Y no toma más que dos días, si salgo el sábado temprano, estoy de regreso el domingo, en Viña del mar, antes que oscurezca».

Llamé a dos amigos, los invité: el sábado salimos temprano en auto atravesando, tranquilamente, Curimón, San Felipe, San Esteban, Campos de Ahumada, etc, con sus trazos típicos y aspectos pintorescos, hasta donde termina el camino en plena Cordillera; estacionamos y caminamos apenas una hora llegando a un refugio de piedra donde acampamos. Al día siguiente, antes de salir el sol, reiniciamos la marcha hacia nuestro último objetivo.

Desde el sendero se avistaban hermosos y pintorescos paisajes con valles y pendientes; acantilados y llanuras; árboles, peñascos, aves, mamíferos e insectos. A tres horas y media ya del refugio, punto de referencia, de descanso y de comida, llegamos por fin a la última pendiente; como las anteriores, no fue muy pronunciada, pero exigiendo indudablemente constancia y empeño.

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Hay que atravesar el pequeño y pintoresco pueblito por completo, y llegar hasta donde termina el camino pavimentado. Foto: Benjamín Aguirre.

Nos acercabamos al fin de la cuesta y, más allá, las montañas se sucedían, escondiendo detrás de sus inmensas moles, otras posibles aventuras y paisajes, no dejando de instigar la imaginación. Sin embargo, unos pasos más y se nos fue abriendo la perspectiva de una nueva cuenca. De pronto, sorpresivamente, en vez de presentarse más tierra inclinada, emergió silenciosa, acompañada por una fría brisa cordillerana, como un “brazo del mar” atrapado alguna vez en esas alturas, la laguna El Copín.

Vestida de agua azul marino; orlada de una hermosa y típica flora precordillerana que cobija en su interior diversos tipos de aves en período estival, tales como caiquenes, patos, taguas, come tocinos – únicos en esta latitud – allí se extendía ella, majestuosa, a una altura de 2455 metros sobre el nivel del mar, coronada de altos e imponentes macizos y manteniendo generosamente las vertientes y vegas del sector mediante aguas subterráneas, drenando disimuladamente al estero el Zaino. Con su deslumbrante belleza, El Copín es un espacio fundamental en la estrategia y plan de conservación de la biodiversidad de la Región de Valparaíso, más específicamente, de la comuna de Santa María, Provincia de San Felipe.

Varios senderos llevan a la laguna. Los dos más importantes son:

  1. El más conocido, transitado y corto al cual se accede en vehículo por Campos de Ahumada, en la comuna de San Esteban. Para llegar a él se debe seguir el camino que pasa por la única escuela del sector hasta que la ruta, ya de tierra, lleva a la última casa, casi siempre desocupada. Ahí se estaciona y se prosigue a pie por el sendero que nace a mano derecha de dicha casa y, faldeando el cerro, se encamina en dirección a una pequeña casa de piedra, conocida como refugio, donde muchos deciden reponer fuerzas o pasar la noche. La senda, saliendo del refugio, es bastante visible y agradable, no hay pendientes extremas pero, como es inevitable cuando se va de paseo a una zona montañosa, existe un par de cuestas cortas pero desgastantes. El trayecto bordea dos grandes brazos de la misma montaña y, justo antes de llegar a unas vegas, se debe pasar por el único lugar que podría decirse que ofrece algún riesgo, por lo angosto del camino y lo inclinado del cerro, pero nada que con cuidado no se pueda hacer, para luego llegar a una llanura en pendiente que ofrece un suave lomaje. En esta parte la huella se difumina dando la opción a muchas variantes, pero todas van al mismo lugar ya que la geografía del lugar ofrece sólo una dirección lógica. Atravesadas dos o tres lomas de la llanura en suave pendiente, se llega a El Copín. El tiempo estimado desde el estacionamiento es de 4 a 6 horas a un ritmo suave (solo ida). La ruta ida y vuelta se puede hacer perfectamente en un día; sin embargo, muchos prefieren acampar en la casa de piedra, o en la misma laguna, para así disfrutar con más calma el espectáculo que ofrece la generosa naturaleza del lugar.
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El Refugio donde pasamos la noche
  1. Si el excursionista no posee vehículo, tiene la opción de hacer la ruta por Jahuelito (no confundir con Jahuel, son lugares distintos). No aumentará por ello excesivamente la dificultad de la travesía, sí el tiempo de la misma (8 horas aproximadamente, solo de ida). En cuanto a llegar a Jahuelito, es tan simple como ir al terminal de buses de San Felipe, esperar el micro que conduce hasta allí, bajándose en el último paradero del recorrido. Se atraviesa entonces el pequeño y pintoresco pueblito por completo, llegando hasta donde termina el camino pavimentado; esto es, al cauce del estero Zaino (Quebrada el Zaino), donde un enorme cartel anuncia el inicio de la travesía señalando todas las características del sendero, la extensión del trayecto, su duración, como otros datos de interés para el viajante. Luego, a caminar….

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¿Quién está capacitado para hacer esta travesía?

En general, la travesía hacia la laguna El Copín, o mejor dicho, el paseo, es de una baja dificultad, no se requiere equipo especial, más que un buen par de zapatos que de media/baja montaña o zapatillas de trekking. No se necesita más capacidad técnica ni física que la prudencia y cordura de una persona media…en definitiva, si pretende comenzar a dejar la vida sedentaria, esta es una excelente opción, sin por ello desmerecer el esfuerzo que se hace por alcanzar esta maravillosa laguna, el cual por cierto, se hace sentir de alguna forma. El lugar es frecuentado tanto por andinistas como por familias con sus hijos; en este último caso, utilizando normalmente el acceso por Campos de Ahumada.

Durante el invierno

Por ser una zona precordillerana, en el invierno las temperaturas pueden ser tales que se llega a congelar por completo la masa de agua, y el acceso a esta queda bastante nevado en algunas partes, lo que aumenta la dificultad de la caminata exigiendo más esfuerzo y capacidad de orientación, ya que llegando a la laguna existen lugares, no muchos eso sí, donde la nieve fácilmente puede alcanzar la cintura de una persona de estatura media. En este período se hace imprescindible ir con ropa adecuada para la nieve y el frío.

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En invierno, el frío congela por completo la laguna y su acceso queda todo nevado. Foto: Miguel Franco.

A pesar de la relativa facilidad de la excursión, en invierno se debe tener muy presente, lo que los montañistas llaman, “respeto por la montaña”.

Hay precedentes de personas que se han desorientado, sobre todo por querer avanzar, imprudentemente, con nevazón o de noche; también hay quienes se han quedado aislados por subestimar la fuerza de una tormenta.

No hay que olvidar que El Copín se ubica en plena pre-cordillera de los Andes, a 2.400 metros de altura, lo que hace que el rigor del clima invernal sea considerable y fácilmente impredecible: el frío o las tormentas pueden ser de un tipo al cual no estamos para nada acostumbrados.

Otra opción muy interesante es realizar la misma travesía a caballo, tanto por la quebrada el Zaino como por Campos de Ahumada, aunque no se recomienda para primerizos en el dominio de la montura, ya que se pasa por zonas en donde la altura se hace presente.

Esto se ve recompensado por la belleza y la historia peculiar del lugar, ya que muchos de los senderos recorridos fueron usados por sus antiguos habitantes precolombinos. Varias son las empresas que, ofreciendo este servicio, rescatan para el visitante el valor histórico y natural de la zona.

Para los amantes de las alturas, hay también expediciones hasta el montaña de la “Cruz del Padre” (a 4.000 metros sobre el nivel del mar), en las cuales, según la ruta que se tome, El Copín es donde se pasa la primera noche, ya que dicho cerro está a una jornada desde la laguna.

Historias, mitos y leyendas

Una región tan hermosa, llena de magníficos e imponentes paisajes que le dan un encanto todo especial no exento de misterio, no podía dejar de ser pródiga en relatos, historias, mitos y leyendas. He aquí los más destacados:

Chile inundado: Allí estuvo, por ejemplo el célebre científico Charles Darwin, quien en sus memorias llega a escribir respecto de la laguna El Copín: “Durante una terrible sequía se propuso abrir un canal para llevar hasta la llanura el agua de ese lago; pero el padre, después de una larga consulta, declaró que la cosa era demasiado peligrosa, porque todo Chile quedaría inundado si, como generalmente se suponía, comunicaba el lago con el Pacífico.”1

  • El Cuero: Una leyenda, bastante truculenta, cuenta que hace muchos años atrás existía en la laguna un animal muy grande, chato y peludo, al que los lugareños llamaban “Cuero”. Vivía en las profundidades del lago y se alimentaba de carne humana; éste sería el motivo por el cual nadie quería bañarse en ese lugar. Muchos habrían sido víctima del “cuero”, el cual sorprendía a sus víctimas apareciendo de improviso cuando se bañaban, y nunca más se les volvía a ver.
  • La Princesa Orolonco: Mucho más romántica es la leyenda de esta noble aborigen, la cual dio el nombre al cerro que es muy cercano a la quebrada el Zaino. La hija del jefe regional de los Picunches se juntaba a escondidas, en las faldas del cerro, con el soldado español Rodrigo Fernández y Araujo, el cual, un día se despide de la princesa indígena porque debe partir a la guerra de Arauco jurando regresar por ella, lo cual nunca ocurrió. Después de mucho esperar, un machi le avisa a la princesa que le fue revelado por los dioses que su amado había muerto en la guerra, y que éste era un castigo por ella traicionar a su pueblo. Orolonco subió hasta la cumbre del cerro donde lloró amargamente, y nunca más bajó de él; sus lágrimas fueron tan abundantes que formaron las vertientes que hasta hoy existen en el cerro…
  • La cruz del Padre: En las montañas que se internan en la cordillera, pero en el mismo cordón de la laguna, en un lugar muy rocoso, está la “Cruz del Padre”. Se dice que esta zona fue muy transitada por patriotas exiliados que se fueron hacia Argentina. Cierta vez, un sacerdote acompañaba a los marginados montado arriba de su asno pero, debido a una tormenta, el religioso cae del animal golpeándose mortalmente en las rocas que son muy puntiagudas en esa zona. La cruz que hasta el día de hoy se conserva pretende recordar el lugar exacto del fatal accidente.

Otros relatos: Además de todas estas interesantes historias o leyendas, no es raro escuchar los típicos relatos de algún lugareño narrador de antiguos cuentos, que contribuyen a dar un toque de misterio en plena montaña: la profundidad infinita del lago, el relincho de un caballo al revés, para adentro, que se escucharía en ciertas horas o luces inexplicables que se verían de vez en cuando, etc.

Efemérides del Copín y sus alrededores

Más allá de relatos y leyendas en torno a la laguna El Copín y sus alrededores, existen varios antecedentes y datos de interés que merecen ser comentados y que no hacen sino valorizar aún más esta hermosa región tan próxima a Santiago o Viña del Mar y tan diferente por ciertos aspectos:

  • En 1834 Charles Darwin, llegando a Jahuel, intentó visitar la laguna, pero las condiciones del tiempo no le acompañaron muy bien. Él mismo ,lo narra : “Una considerable nevada en las montañas me impide, durante los dos últimos días de mi estancia allí, efectuar algunas interesantes excursiones. Trato de penetrar hasta un lago que los habitantes del país consideran como un “brazo de mar”, ignoro por qué causa… Ascendimos a una gran altura, pero nos perdimos en las nieves y no pudimos alcanzar tan asombroso lago”.2
  • Desde 1912 existe el Hotel las Termas de Jahuel. Dichas termas poseen una larga tradición: ya en la primera mitad del siglo XIX tuvieron fama internacional gracias a los comentarios de Darwin.
  • En el sector Zaino-Copín hay mucha vida: se han contado 39 especies distintas de aves (entre ellas el cóndor, el piuquén, etc.); 10 tipos de mamíferos (entre ellos la vizcacha y el puma); 6 tipos de reptiles (entre ellos la iguana y varios tipos de lagartos); y 2 tipos de anfibios (el sapo arriero y el espinoso). Además, existe una gran riqueza de flora: Se han encontrado 134 especies, pertenecientes a 101 géneros y a 52 familias. Por otro lado, el ecosistema del Zaino-Copín contiene diferentes tipos de dominios morfo-climáticos, lo que explica la variedad de paisajes a pesar de su corta distancia entre ellos.
  • En la quebrada el Zaino hubo un asentamiento indígena de la cultura Aconcagua, la cual recibió influencias de diaguitas y del imperio incaico, ese es el motivo de la existencia de pinturas rupestres en la zona. Se han detectado 17 sitios arqueológicos y 2 hallazgos aislados.
  • La comunidad de Jahuel junto con la ONG “CIEM Aconcagua” están realizando las gestiones para que la zona del Zaino-Copín sea catalogada como un “Santuario de la Naturaleza”.
  • El árbol que identifica a Jahuel es el olivo. Desde tiempos inmemoriales la zona ha estado marcada por el cultivo de la aceituna y la producción de aceite artesanal, hasta nuestros días, en que se ha perfeccionado notablemente dicha producción, sin dejar su carácter artesanal.
  • Los olivos de Jahuel están entre los más antiguos de Chile y de Hispanoamérica. Esto último se explica porque durante el dominio español, en cierto momento, su cultivo fue prohibido en toda América y, como esta zona posibilitaba un paso fronterizo clandestino por ser difícil de vigilar, los olivos fueron subrepticiamente introducidos desde Argentina. Reforzando esta idea de tránsito clandestino, se sabe que cuando la frontera con Argentina fue cerrada por la epìdemia de el cólera que sufrió la nación hermana, Jahuel padeció el mismo flagelo.
  • Finalmente, cabe notar que según Carlos Ruiz Zaldivar, este era uno de los pasos secretos que el prócer  Manuel Rodríguez tenía para atravesar la cordillera en sus épicas escaramuzas en pro de nuestra Independencia. En tiempos más recientes, la zona habría sido usada como vía de escape de opositores al Gobierno Militar. En todo caso, debido al fuerte tránsito de personas a través de esos pasos, se recogen en la región una gran cantidad de historias al parecer verídicas.3


Ver Travesía al Copín, por Campos de Ahumada y Jahuelito en un mapa más grande

Foto de Portada: http://www.turismo.losandes.cl

Notas:

  1. Darwin, Charles; “Darwin en Chile (1832-1835) viaje de un naturalista alrededor del mundo; Editorial Universitaria, Santiago (2005); p. 134.
  2. Ídem.
  3. Memoria para el grado de antropología social; autora: Bernardita Galecio; profesor: Daniel Quiroz; “Concepción del mundo y expectativas de dos generaciones contemporáneas de comuneros en el marco de la nueva ruralidad. El caso de la comunidad de Campos Jahuel, comuna de Santa María, V región de Valparaíso”. Universidad de Chile (2008); p. 101.