Silenciosos, recogidos y cabizbajos, miles de peregrinos desde el alba comienzan a recorrer el camino que va subiendo a un cerro cerca de Nancagua. Son devotos que cumplen así con el pago de sus mandas a la Purísima de Puquillay cada 8 de diciembre.
Este monumento a la Virgen fue inaugurado hace más de cien años, en 1908 a iniciativa del entonces párroco de Nancagua, presbítero Eufrasio Montero.
Entonces, hacía pocos años se había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen y el párroco quiso que la imagen fuese el símbolo de la protección de la Madre de Dios a Colchagua, eligiendo el cerro de Puquillay, cuya cima domina casi todo el valle.
El entusiasmo de los campesinos y hacendados de la época fue de lo mejor desde el primer momento, lo que permitió que rápidamente se transformara en lo que hoy es el Santuario de Puquillay.
Cada 8 de diciembre miles de peregrinos acuden al Santuario para rezarle a la Virgen. Ese día se realizan misas cada hora desde las 6 a las 19 horas y se atienden confesiones durante todo el día.
[box type=»info» border=»full»]La imagen de la Inmaculada, que tiene tres metros de altura, fue elaborada en fierro forjado y traída desde Francia. El pedestal que completa el conjunto, tiene seis metros de altura y, fue construido con piedras canteadas y ensambladas por artesanos del sector.
El Santuario de Puquillay se encuentra a 5 kilómetros de la comuna de Nancagua.[/box]