Mario Guerra Fuentes, Cochero

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Quien haya visto la Parada Militar o el traslado presidencial que precede al Te Deum habrá notado que muchas veces los presidentes de Chile utilizan un antiguo y hermoso coche tirado por caballos. El ritmo cadenciado del conjunto más el realce de tan ilustres pasajeros es tarea de quien lleva las riendas, el cochero. En este caso Mario Guerra Fuentes (67), cochero oficial de la presidencia desde la época de Jorge Alessandri.

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Mario Guerra Fuentes

La tradición familiar lo convierte en uno de los cocheros de mayor trayectoria en Chile. Por linea paterna es la cuarta generación dedicada a este oficio. A él le comenzó a enseñar su padre cuando tenía apenas seis años: “Manejar un coche es un arte. De partida el cochero tiene que saber sentarse, y sentarse estirado, la barbilla recta, elegante, lucirse, porque esto es un conjunto. Deben lucirse el caballo, el coche y uno mismo.

¿De qué sirve andar con un hermoso tiro y un coche precioso si el cochero parece un abuelito? Esto es un conjunto», nos cuenta. Y agrega: “El huaso de coche es abierto, es alegre, es diferente. Los chilenos que estamos en carruajes somos felices, nos encanta lo que hacemos. Gozamos, buscamos la perfección día a día.»

Mario Guerra también lleva 29 años a cargo de la colección de coches históricos del Criadero Santa Isabel en Graneros. Ahí también supervisa la crianza de los caballos de tiro, especialmente los frizones u holandeses: “Estoy toda la semana entrenando caballos, con y sin carruajes. El silabario de ellos es el movimiento a la cuerda, el caballo se suelta, después se viene restringiendo con riendas de pliegue, levantarlo, bajarlo, que aprenda a sacar las manos. Después viene el otro periodo de trabajarlo en la boca, que el caballo vuelva bien, y después enseñarlo a tirar. Aprende con un neumático primero y se va aumentando el peso hasta llegar al coche”.

“Los coches significan nuestra tradición, el sentimiento y la elegancia. Los quiero tanto como a mi familia. Esto está en la sangre, en mi alma, en mi corazón. Mi hijo comenzó en los coches por deseo propio. Lo lleva en la sangre.”