Restauración de la Iglesia del Buen Pastor en Barrio Vivaceta

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Silenciosamente, una de las iglesias emblemáticas del sector Independencia-Vivaceta está siendo restaurada: La del Buen Pastor. El convento, de cuyo conjunto la Iglesia forma parte, es hoy sede de la Fundación Las Rosas. El antiguo templo ha pasado en su historia por varios altibajos, pero hoy gracias a la preocupación de sus tenedores y la llegada de recursos, se prepara para renacer del polvo y el olvido.

Restauracion Fundacion Las Rosas- foto de tito alarcon

La construcción todavía destaca en un barrio que poco a poco comienza a llenarse de grandes edificios de departamentos. Antiguamente esta zona, conocida como parte de «La Chimba», comprendía los terrenos al norte del río Mapocho. Una zona pobre, semi rural, que en torno a la «Cañadilla» (hoy Av. Independencia) era la entrada norte de Santiago. Por ahí entraron las tropas de O´Higgins después de la batalla de Chacabuco.

josefa fernandez concha
Sor Josefa Fernández Concha

Hacia 1862, la Iglesia y el convento fueron terminados por el arquitecto italiano Eusebio Chelli para el establecimiento de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, que protegía a las niñas y jóvenes en abandono y vulnerabilidad. Entre las hermanas de la Congregación destacó por esos años Sor María de San Agustín, en el mundo, Josefa Fernández Concha (hermana de los entonces dueños del Portal Fernández Concha, en Plaza de Armas), quien a sólo un año de profesar sus votos es elegida superiora. Siendo siendo modelo de virtud, ella atrajo vocaciones e impulsó la expansión de la obra por Brasil, Argentina, Paraguay y  Uruguay. Fundó cerca de 35 comunidades a las que llegaba a vivir como una más de ellas, regularmente en los barrios más pobres de cada ciudad. Falleció en 1928 y hoy está en proceso de beatificación.

Con el paso de los años las construcciones se fueron deteriorando, mientras se producía una baja considerable en las vocaciones por lo que, en 1972, la Congregación decide mudarse a Puente Alto. Ese mismo año la iglesia es declarada Monumento Histórico (DS 1902, 22/11/1972), por lo que no pueden venderla y los 2.700 mt2 quedan desocupados por varios años, sufriendo el robo de mármoles de la Iglesia y deterioro de techos. Por algunos años Carabineros la usó como estacionamiento de sus motocicletas, pero no se hizo cargo de reparación alguna.

Finalmente, en 1982 −tras varios esfuerzos y contactos con el arzobispado para encontrar un interesado−, el conjunto es entregado a Fundación Las Rosas.

El padre Sergio Correa, fundador de esta obra de acogida a abuelitos y entusiasta de la arquitectura, comienza entonces a “rearmar” la Iglesia para irle devolviendo su decoro y dejarla apta para ser utilizada en las ceremonias religiosas de la fundación.

Realiza unas primeras restauraciones de los muros y bóvedas, se monta el altar principal, se limpian las pinturas y se retiran numerosos escombros.

Luego el mismo padre Correa, con la expansión de la obra,  llama para hacerse cargo de la construcción de lo nuevos hogares al arquitecto Rodrigo Benavente, quien teniendo un especial interés por la recuperación de edificios con historia e identidad, comienza a estudiar y analizar los métodos de construcción de la Iglesia.

El año 2009 la iglesia es favorecida por el proyecto “Iluminando Iglesias al Sur del Mundo” de Endesa que ilumina su fachada.

restauracion iglesia fundacion las rosas foto de tito alarcon
Esta ventana ubicada bajo el púlpito muestra a la izquierda cómo era la primera pintura de la iglesia. Al lado la parte ya restaurada,

Estas primeras reparaciones y la estructura se ven afectadas por el terremoto de 2010. Nos cuenta Rodrigo Benavente: “Con el terremoto la iglesia sufrió  grietas estructurales, aunque ninguna de importancia, eran estéticamente horrorosas. El coro de atrás tenía 4 ventanas y se cayó el adobe que tapaba la ventana más próxima al altar. Ese boquete se abrió entero y la apariencia era terrible. El presbiterio tenía unos hoyos muy grandes porque se cayó adobe de los cuatro frontones, entonces todo se reparó y la pintura de la bóveda que es sobre tela también. Se recuperó la original y se sacó esa suerte de barniz que tenían los óleos de los cuatro evangelistas, los que además se restauraron, porque la pintura estaba totalmente reseca y resquebrajada.”

Para seguir adelante adecuadamente con el proyecto, el arquitecto forma un equipo de profesionales que ven por un lado las obras civiles y otro de restauradores para recuperar las obra pictórica original de la Iglesia.  Se planea reparar de la torre poniente, el presbiterio incluyendo la pintura mural, y la ornamentación e instalación eléctrica. Esta tarea es ejecutada entre el año 2010 y 2011 en el altar y las dos naves laterales. Los fondos los consiguen a través de aportes particulares por un monto de M$136.

restauración de la iglesia de fundacion las rosas foto de tito alarcon
En las alturas, parte del equipo que trabaja en la restauración de la iglesia: Sergio Lantadilla, Rodrigo Benavente, Carolina Letelier, y Mariela Muñoz.

El trabajo que se realiza hoy en día es sobre la nave central. Para ello primero se restauraron los techos (por las goteras que había) y ahora se está restaurando la bóveda de la nave central, los mármoles de los altares laterales y el piso de baldosa.

“Este año se recupera toda la ornamentación faltante en todos los altares, las baldosas que estaban quebradas, y que fueron mandadas a hacer, la instalación de la luz eléctrica para la iluminación y el audio.” Nos dice Benavente.

restauraccionde iglesia fundacion las rosas foto de tito alarocnArriba de los andamios a casi 10 metros de altura Mariela Muñoz trabaja pacientemente junto a otros 6 restauradores, que tienen el desafío de lograr dar con la técnica original y recuperar la imagen pictórica y artística, conservando los originales y reintegrando únicamente los trozos faltantes. Pinceles, pequeñas brochas y bisturís son sus herramientas de trabajo. La paciencia y la dedicación unidos al amor por el rescate del patrimonio arquitectónico colaboran en esta silenciosa tarea. Nos explica como el modus operandi: “el color se interviene solamente en las lagunas producidas por las grietas y se conserva el diseño original.  Para ello el proceso es realizar una limpieza mecánica en seco, después húmeda, si hay repintes se eliminan, se consolida todo y después se reintegra el color. No utilizan pinturas como las que conocemos normalmente sino que pigmentos naturales que van preparando.”

A comienzos de noviembre los trabajos deberían estar terminados. Mientras bajamos de las alturas, Rodrigo nos comenta que  “ser arquitecto y hacer un trabajo como este es fabuloso, recuperar todo lo que sea el pasado arquitectónico, si uno no la respeta, no la recupera. Además yo me crié en Europa y vibro con estas cosas. Es lo que todos hemos criticado siempre en la destrucción de hermosos barrios de la capital como el barrio 18. ¿Por qué el poder del dinero vale más que el arquitectónico?.

Esta segunda etapa tiene un costo de $256.331.369, lo que se financia con aportes del Fondo de la Cultura (M$120) y donaciones de particulares (M$136).

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Eusebio Chelli, nace en Roma en 1820 ingresando muy joven a la Academia Pontificia de San Lucas siendo discípulo de Luigi Poletti, representante del modernismo clásico. Llega a Chile en 1853, comenzando una obra de de gran influencia en el siglo XIX en nuestro país. Entre otras construcciones que permanecen hasta hoy:

Iglesia de la Recoleta Dominica (1853).

Iglesia de San Antonio de Padua, Padres Capuchinos (1853).

Iglesia de las Agustinas (1857).

Iglesia del Buen Pastor (1862).

Palacio Errázuriz Urmeneta (1872).

Iglesia de la Preciosa Sangre (1875).

Trabajos y conclusión de la Catedral Metropolitana.

Trabajos de Conclusión del Teatro Municipal de Santiago.

Planos de la Iglesia San Ignacio, y del Colegio San Ignacio A.O.

Basílica menor de la Virgen de Andacollo.

La Iglesia del Buen Pastor

La construcción del convento se inicia en 1857 y la de iglesia en 1862, quedando terminada ese mismo año. Su arquitecto es Eusebio Chelli.

Ambas comparten el estilo neoclásico y una particularidad muy poco desarrollada en el país, esto es la planta en forma de cruz latina, donde dos brazos nacen del centro y hay un gran espacio hacia atrás del altar. Sobre este, una linterna deja entrar la luz. Sus dos torres tienen reminiscencias góticas, de color negro y forma de punta.

Está construida con muros de adobe (al igual que el convento), y mantiene mármol en diversos altares. Se pueden apreciar hermosos muebles de madera tallada, como el púlpito y los confesionarios. El piso es de baldosa policromada.