Libro rescata Historia del Cerro Alegre y Concepción de Valparaíso

2388

El periodista Piero Castagneto y el editor Patricio González, son los autores del volumen: «Cerro Alegre: crónica de los cerros Alegre y Concepción de Valparaíso».

El libro recorre la historia, los edificios, personajes y geografía de estos emblemáticos cerros de Valparaíso, acompañados con imágenes actuales y de época.

cerroalegre¿Por qué decidieron abordar en una sola investigación estos dos cerros tan propios de la geografía porteña?
«Los límites, si bien claros, no impiden una fluida comunicación entre ambos, hasta el punto que por momentos podrían parecer difusos», escriben los autores. Estos señalan que durante la Colonia, el corazón del gobierno y el comercio de Valparaíso estaban en torno a los barrios La Matriz y sectores aledaños. Fue a partir del siglo XIX que la élite comienza a instalarse en esos cerros.

Los autores revelan un dato quizás poco conocido por los amantes de Valparaíso: que el primer topónimo en aparecer fue el de la prominencia o península rocosa que prolongaba hacia el mar el actual Cerro Concepción, y que era llamada el Cabo. Ello porque, por su peligrosidad, hacía analogía con el Cabo de Hornos, «semejanza que se hacía dramáticamente efectiva en los días de temporal de Valparaíso de la Colonia. Esta celebridad, a decir verdad más bien triste, hizo que por extensión a ese cerro se lo llamase también Cerro del Cabo».

La investigación testimonia que en 1823 ya empezaba a formarse la calle de Monte Alegre o Montealegre, que en su tiempo fue eje de la población del cerro de este nombre. A partir de 1848 esa población aparece claramente delimitada, flanqueada por grandes manzanas irregulares que indicaban que allí había casas-quinta. A partir de entonces y en menos de una década, aquellas elevaciones se convertirían en el barrio de los extranjeros, principalmente comerciantes británicos, alemanes y norteamericanos. El inglés Templeman fue uno de los primeros hombres de negocios que se instalaron en esa zona.

Sobre el proceso de investigación, agrega el periodista -autor también, entre otros textos, de «Buques de guerra chilenos. 1850-1950: un siglo en imágenes» (RIL Editores)- que «afortunadamente contamos con bastante material, sobre todo porque esos dos cerros alcanzaron notoriedad gracias a sus inmigrantes. El gran reto fue darle una unidad a todo ese acervo».

Y sobre el abundante material gráfico, puntualiza: «La mayoría es muy poco conocido. Además contamos con el generoso aporte de varias personas, entre otras del escritor Manuel Peña Muñoz, un conocido cronista de Valparaíso; y de instituciones como el Colegio Alemán. También hay varias imágenes que se tomaron especialmente para el libro».

Fuente: El Mercurio