Tres Momentos para Conmemorar los 90 años del Ramal San Fernando a Pichilemu

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 Al cumplirse 90 años de la inauguración del trazado completo del ferrocarril de San Fernando a Pichilemu, se reeditarán tres pequeñas historias del ramal costero de la VI Región.

Por Juan Cornejo Acuña & Juan Cornejo Torrealba

Ramal San Fernando a Pichilemu

María Inés Córdova Lange: Homenaje a una Pasajera de la Inauguración del Ferrocarril de San Fernando a Pichilemu[1][2]

La Sra. María Inés Córdova Lange (ver figura n° 1), nació el 08 de Enero de 1915 en la ciudad de Teno, hija del matrimonio compuesto por Don Filidor Córdova Pérez[3] y Doña Inés Lange Morel. Fue la mayor de tres hermanos: René, quien nació en Molina y Lidia en Puente de Maipo.

Ramal San Fernando a Pichilemu
De Izq. a Der: Sra. Mirna Córdova, María Inés Córdova, Juan Cornejo Torrealba y Juan Cornejo Acuña. año 2008.

Sus abuelos maternos fueron Don Rudolfo Lange – Ingeniero químico alemán quien trabajó varios años en las oficinas salitreras del norte de Chile; y su abuela materna Sofía Morel Fuentes, de nacionalidad peruana. Con el paso del tiempo se radicaron en Alemania.

María Inés Córdova, estudió en San Fernando en las Monjas Argentinas[4]. Este colegio funcionaba donde actualmente se encuentra ubicado el colegio Inmaculada Concepción.

Cuando su padre se encontraba ejerciendo como jefe de la Estación Colchagua, supo la noticia de que el día martes 05 de Enero de 1926 pasaría el primer tren con destino a Pichilemu, convoy que abordó al día siguiente.

En el año 1933, contrajo matrimonio con Manuel Segundo Córdova Morales, oriundo de la ciudad de Teno, quien fue un connotado empresario hotelero en Pichilemu (ver figura n° 2), siendo también alcalde suplente, regidor y gran impulsor del Primer Cuerpo de Bomberos de Pichilemu, junto al Doctor Sánchez, Armando Caroca, Osvaldo Vidal y otros destacados personajes. La inauguración del Cuerpo de Bomberos, se llevó a cabo en su propia casa, ubicada en la Avenida Ortúzar de esa misma ciudad.

Como dato anecdótico, el sacerdote que los unió en el sagrado vínculo matrimonial, fue su profesor de Religión en el colegio las Monjas Argentinas.

Como descendencia tuvo a dos hijas: Mirna Egle y Mónica del Carmen Córdova.

La Inauguración del Ramal Pichilemu, según lo relatado por la Señora Inés

Esta versión de la inauguración del ramal San Fernando a Pichilemu, es la parte no contada por el diario El Mercurio, es la historia oral la que se hace presente, es decir, un relato desde la percepción de un testigo presencial sobre un hecho de suma relevancia para la zona costera, que en la actualidad son las provincias de Colchagua y Cardenal Caro.

La señora María Inés Córdova Lange, fue una de las pasajeras del primer convoy desde San Fernando a Pichilemu, y al ser consultada sobre este suceso, lo primero en recordar es que: “Mi padre se encontraba como de jefe de la Estación de Ferrocarriles Colchagua, cuando supo la noticia de que el día 5 de Enero de 1926 pasaría el primer tren de pasajeros con destino a Pichilemu” (Córdova Lange, 2008).

Hubo un momento de silencio, donde la Sra. Inés esbozó una sonrisa agregando que:“el día martes 5 de Enero de 1926, eran alrededor de las 8 hrs A.M, cuando se detuvo en Colchagüa la locomotora con sus coches llenos de gente. Subí junto a mis padres, mis hermanos René y Lidia, mi madrina y familiares que se encontraban de visita en aquel entonces” (Córdova Lange, 2008).

Ella recordó con mucha impresión, que luego de ingresar al coche de pasajeros, se dio cuenta que: “el tren iba completo, porque era un viaje gratuito, y a la vez estábamos ansiosos de arribar lo más pronto posible al balneario de Pichilemu, sin embargo, al llegar a Alcones y posteriormente a Larraín Alcalde la locomotora fue adornada en su parte delantera, llegando alrededor de las 10 hrs A.M. a la Estación de Pichilemu y que alojaron con su padre en una residencial que quedaba cerca de la Estación, en la actual calle Aníbal Pinto” (Córdova Lange, 2008).

No obstante, un dato que confirmó que el ferrocarril Pichilemu hizo su primer viaje comercial al día siguiente, se observó al ser consultada si ¿No había servicio de regreso hacia San Fernando luego del viaje inaugural?, la señora Inés, nuevamente esbozando una sonrisa, comentó con bastante gracia: “el tren llegó a Pichilemu y no habría un nuevo servicio hasta el día siguiente, por lo que las personas que optaran en quedarse tendrían que buscar donde pasar la noche; de lo contrario los que decidieron regresar ese día, deberían ir hasta la estación Larraín Alcalde, para tomar el tren que los llevaría hacia San Fernando” (Córdova Lange, 2008).

La obra desconocida del túnel de El Árbol aún se conserva

En 2007 el rumor de la existencia de una obra desconocida en el túnel de El Árbol del ramal Pichilemu desencadenó que, tiempo después los autores de este artículo, dieran inicio a la búsqueda de una estructura que ni siquiera se sabía su forma y su ubicación exacta.

Ramal San Fernando a Pichilemu
Estación actual de Pichilemu. Foto Juan Cornejo A., año 2008.

Pasado dos años de dicho relato, y al conversar con algunos lugareños se pudo constatar que varios de ellos aseguraban haber visto o divisado esa obra. Es por esto que posteriormente se generó la visita al lugar, (obviamente guiado por uno de ellos) de modo que se pudiese saber la verdad acerca de ese asunto. En esa ocasión, luego de casi media hora de viaje, se accedió al punto más alto del cerro Gutapangui[5] (ver fig. 2) y, para sorpresa nuestra, oculto por unas matas de quila se alzaba imponente una estructura de roca con peldaños y con el mismo estucado del túnel de El Árbol. Esta figura calzaba perfecto con la descripción que se había escuchado (ver figura 4). El objetivo de dicho monolito, según la narración de las personas que han transitado por el lugar, era marcar el centro de la obra a construir (el túnel).

Pues bien, en una nueva visita hacia este monolito en el año 2014, lamentablemente se pudo observar que se encuentra semiderrumbado, probablemente por efecto del terremoto de 2010. A pesar de los daños que presenta, incólume se encuentra parte de la estructura y la escalinata que se construyó para poder subir a dicha obra (ver figura 4)

Ramal San Fernando a Pichilemu
Monolito del túnel El Árbol, año 2009.

         

Ramal San Fernando a Pichilemu
Monolito del túnel El Árbol, año 2014

El Silbato y el Acordeón de la Locomotora Nº 518

Nuevamente se abren los libros de la historia de los F.F.C.C. del E., para inmortalizar un hecho que hasta este momento no tiene precedentes y se espera, que los lectores de este relato, se enorgullezcan aún más de la vida cotidiana de los trabajadores de la antigua empresa ferroviaria que harta prosperidad generó a la larga y delgada capa de tierra denominada Chile.

Pues bien, este relato surge en uno de los ramales más antiguos de la red ferroviaria, y el primero de Alameda a Puerto Montt, específicamente el que conduce al balneario de Pichilemu. Acontecía de vez en cuando algo digno de comentar y esto va relacionado a la era del vapor, especialmente a la locomotora tipo 57 Nº 518 y a su maquinista, sin embargo, se tomara la modestia de afirmar que junto a sus hermanas, las número 515 – 517 – 520 – 522 y a las tipo 58 Nº 550 – 551 – 552 – 553 – 554 – 555, realizaban el recorrido desde San Fernando a Pichilemu y también al ramal Las Cabras, todo esto antes de la llegada de la era diesel o petróleo.

Empero, a diferencia de las demás locomotoras, la número 518,  cuando traía consigo trenes de pasajeros o carga –dígase el tren 11 y 12; 37 y 38– su maquinista gestaba dos cosas fuera de lo común de todo hombre que guía su máquina hacia el destino al cual debe llegar.

La primera y a la cual liga de forma directa  a la 518, es cuando el maquinista –al parecer– de apellido Contreras en la zona denominada El Corte, aproximadamente en el kilómetro 2 del ramal Pichilemu y a 5 de la estación San Fernando, realizaba algo bien gracioso. Al momento de ingresar al Corte (ver fig. 6) el maquinista tiraba el cordel para accionar el claxon de la locomotora y reproducía la siguiente frase, obviamente adaptando las palabras al sonido del silbato: Toma la canasta del Pan.

Lo curioso de todo esto, radica en que unos kilómetros más allá, existe un pequeño poblado llamado Peñuelas y es aquí donde esta historia tiene su epílogo, ya que al momento de escuchar este agradable sonido, los lugareños de este pueblo salían al encuentro del convoy para saludar o también regalar al maquinista y ayudante, frutas, pan, entre otras cosas.

Lo segundo y lo cual conecta al maquinista, está relacionado a las paradas de estación en estación que gestaba este hombre en su tarea de guiar el tren hacia su destino. Como todos los ferroviarios recordarán: los maquinistas y ayudantes, llevaban consigo su colación, dígase la vianda.

El amigo Contreras aparte de su vianda, iba acompañado de su fiel acordeón, la que en cada parada o detención que debía realizar, en los minutos en que subían o bajaban los pasajeros, la tomaba y no perdía la ocasión de tocar su instrumento musical y junto con esto comenzaba a pulsar las notas que hacía disfrutar esos pequeños lapsus de tiempo de espera.

Ahora solo las melodías son recordadas  por la locomotora 518, que en la actualidad se encuentra en Carahue, además de uno que otro ferroviario y el viento, porque son los únicos que quedaron impregnados con los viejos, pero alegres sones emitidos por el instrumento del viejito del Acordeón, como fue apodado  este célebre maquinista de la Empresa de los F.F.C.C. del Estado.

Para finalizar, se ha compartido este relato, como una forma de rendir tributo a este maquinista, pero a la vez plasmar parte de la historia de una locomotora y de la unión que existe entre los funcionarios y sus descendientes con el ferrocarril Pichilemu.

[1] Extracto de la entrevista inédita realizada el domingo 27 de Enero del año 2008; sin embargo, cabe destacar que la versión original, fue una grabación hecha con una cámara digital – por los autores -, quienes dicho material lo tienen archivado y respaldado con la categoría de inédito. La duración aproximada es de 30 minutos, la cual fue publicado días más tarde en el sitio web www.pichilemunews.cl.

[2] Referencias Bibliográficas del artículo: Córdova Lange, M. I. (Domingo 27 de Enero de 2008). Entrevistas Inéditas. (J. Cornejo Acuña, J. Cornejo Torrealba, Entrevistadores, J. Cornejo Acuña, & J. Cornejo Torrealba, Editores) Pichilemu, Cardenal Caro, Chile.

[3] Empleado de la Empresa de los FF.CC. del Estado.

[4] Posteriormente esta institución se trasladó a Rancagua.

[5] Conocido también como cerro La Mona o El Árbol.