El martes 8 de diciembre recién pasado el Nuncio Apostólico en Chile, padre Alberto Ortega, realizó la inauguración oficial y bendición a las obras de restauración de la Virgen del Cerro San Cristóbal. Imagen que preside la capital santiaguina desde el año 1904. (ver artículo)

Era el término de los trabajos que comenzaron luego de detectarse grietas en su base el día 28 de diciembre de 2019. El rector del Santuario padre Carlos Godoy llama al arquitecto Cristian Sáez y al ingeniero del arzobispado Roberto Salgado para revisar la estructura. Debían buscar una solución, pues los desprendimientos de la base podían llevar a cerrar el santuario.
Detectaron que el problema era en una moldura ornamental que estaba hecha de malla de gallinero estucada, una técnica propia de comienzos del siglo pasado. Decidieron reemplazarla por otra de fibra de vidrio, más duradera, liviana y segura. Estos trabajos incluirían la instalación de andamios, por lo que aprovecharon de pintar la imagen de la Inmaculada del Cerro San Cristóbal, lo que no se hacía desde el 2012.
Se planificó todo, con los retrasos propios de la pandemia del Covid 19, y a comienzos de noviembre comenzó la colocación de los andamios. La moldura de fibra de vidrio calzó bastante bien y el trabajo de pintura iba según lo previsto.
La Corona de Estrellas Olvidada
Cristian Sáez, arquitecto a cargo del proyecto es quien nos relata ahora que pasó a fines de noviembre: “En la mañana del jueves 26 de noviembre estábamos realizando la última visita de obra y conversando con Mario Diaz, administrador del Santuario, cuando me contó que tenía unas estrellas guardadas de la antigua corona que alguna vez tuvo la escultura. Pedí verlas, pensando que no podía ser que restaurásemos la imagen de la Virgen sin devolverle su corona de estrellas. Me las entregaron, pero eran solo 11, faltaba una y estaban bastante oxidadas y en mal estado de conservación. Tenían 100 años de antigüedad, tenían valor patrimonial y eran parte de la historia del santuario y teníamos que hacer algo con ellas. No eran piezas de museo, había que restaurarlas y reinstalarlas. Buscamos fotos históricas y efectivamente aparecía la Virgen con su corona de estrellas en unas fotos de 1919, en donde posaba el arzobispo de la época Monseñor Crescente Errazuriz con la Virgen coronada atrás.
“Ahí decidí que había que lograr fabricar la doceava estrella, construir la corona de soporte e instalarla sobre la cabeza de la Virgen, es decir, coronarla antes del martes. Ese día medimos con precisión la fijación que tenía la Virgen apernada sobre su cabeza y que había servido de soporte de las dos coronas anteriores.
“Me lleve las 11 estrellas metálicas y camino a la oficina, llame a mi amigo Alejandro Pinto, maestro especialista en fierro artístico, le conté la historia, le expliqué la urgencia del encargo y el accedió de inmediato a tomar el desafío. Nos reunimos junto con mi socia Ximena Joannon para definir la estructura, ya que el soporte teníamos que fabricarlo el viernes para cumplir con los plazos. Ella es bisnieta de Eugenio Joannon Croazier, arquitecto e ingeniero francés que llegó a Chile a principios de siglo y fue quien diseñó el pedestal de la Virgen y quien trajo la escultura en trozos desde la fundición Val d’Osne en Paris, Francia.”
“Alejandro llegó el viernes 27 a la empresa metalúrgica Istria a pedir que le hicieran el trabajo de cilindrar los perfiles para formar los dos arcos, que después se conectarían para formar la corona a la cual se fijarían las estrellas. En la empresa le dijeron que estaban copados de trabajo, que podrían atenderlo en un par de semanas más. Cuando el maestro les explicó que eso no le servía, porque era un encargo urgente para devolverle la corona a la Virgen del San Cristóbal, accedieron de inmediato, cambiando el orden de las prioridades y sacando adelante el encargo. Claramente, Dios y la Virgen ya estaban dando señales de que era algo querido por ellos.
“El fin de semana Alejandro trabajó con dos ayudantes reparando las 11 estrellas y armando la que faltaba. Calculamos la posición en que debían ser fijadas las estrellas a la corona paro que pudieran verse sin que las tapara la cabeza de la Virgen, y le hicimos una cruz como eje estructural, que luego giramos en 45 grados, para que no se “leyera” como una Cruz detrás de la Virgen sino como parte de la estructura de la corona.
“El viernes ya sabia cuál sería el costo total de la corona, las estrellas y la instalación, y el sábado en la mañana escribí un whatsApp al grupo de mis compañeros de generación del ‘89 del colegio Tabancura pidiéndoles un aporte de $30.000 a cada uno para devolverle la corona a la Virgen. El domingo en la noche, ya habíamos recaudado más de lo que se necesitaba. Y bueno, las cosas siguieron dándose siempre bajo la evidente protección y ayuda de la Virgen.”
Finalmente la corona es instalada el lunes 1 de diciembre, fecha tope en que comenarían a desarmar los andamios.

Las Doce estrellas de María, la Mujer del Apocalipsis
¿Pero qué nos dicen las doce estrellas que ahora coronan hermosamente la imagen de la Virgen María del Cerro San Cristóbal?
La venerable imagen así restaurada hoy, en vísperas de la fiesta de la Inmaculada, trae al espíritu el deslumbrante texto del Apocalipsis 12-1: “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza.”
Esta imagen de la Virgen Madre, que nos eleva así a María del Apocalipsis, está desde finales del siglo XVI intrínsecamente asociada a la doctrina de la Inmaculada Concepción. (Ver: https://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/15/aih_15_2_052.pdf)
Y las 12 estrellas, coronaron su imagen original en el san Cristóbal, según lo muestran fotografías de la época.
Hoy, 116 años después, en estos tiempos tan extraños, convulsionados e inciertos para Chile y el Mundo, y merced a una acumulación notable de coincidencias propicias, las estrellas vuelven a brillar en su corona, haciendo presente a sus hijos desde lo alto, la grandeza maternal y protectora de María del Apocalipsis.